manuel vilas
poesía
gran vilas
2012
capítulo dos
democracia
pasadizo
The Kids are Alright
the who
Amigas, mis guapas amigas, mujeres de conocimiento,
dijo Vilas a las presentes, dando un beso
en los labios a cada una, todas hermosas y sabias y fuertes,
me acuerdo de cuando era un crío
en el pueblo de Barbastro, donde yo nací,
hace doscientos cincuenta años,
—y Vilas sonrió levemente—,
es como si estuviera viendo a ese crío aquí delante.
Me ardía el pensamiento, tenía tantas cosas en la cabeza.
Estaba muy flaco y era tímido.
Era temeroso y estaba algo pálido.
Me gustaría decirle algo a ese crío.
Es que veo que tiene dudas, el crío, digo,
veo que está sufriendo,
Y me duele que ese chico sufra
porque ese chico era bueno,
era un buen chico.
Atraviesa el tiempo y dile que le quieres,
le dijeron a Vilas sus resplandecientes amigas.
Dile que era el crío más guapo de Barbastro
Dile que que era un seductor, un James Dean.
Dile que era bueno.
Dile que estás construido sobre él.
él una iglesia románica,
tú una catedral gótica.
Dile que no lo olvidarán ni el sol,
ni la luna
ni los bares,
ni las calles,
ni las noches,
ni las chicas de Barbastro.
Vilas, el viejo, sonreía y miraba a sus amigas.
Se concentró en un punto
y rompió las puertas del tiempo.
Te quiero, chico, dijo Vilas a la oscuridad,
eras La muerte en Venecia.
Claro que lo era dijeron las chicas.
Dale un beso con vuestros labios maduros,
antes de que se cierren las puertas del tiempo otra vez.
Y todos rieron y se pusieron a cantar Love me Tender
de Elvis Presley en honor del joven Vilas.
No tengas miedo, chaval, estoy aquí para echarte una mano,
volvió a decirle a la oscuridad.
Todo se arreglará.
Cuidadme a ese chico, cuidádmelo.
Pero no me lo cuidasteis, no.
Bien sé que no me lo cuidasteis.
0 comentarios