Qué país fascinante es mi país. Tan plano. Con los animales pintados en el pasto.
Y las casas, solitarias, a lo lejos, una verde, esa rosada, otra celeste.
Y hay una estrella en mitad de la tarde -no sé cómo-, un jazmín, de corona de llama, y,
por un instante, la estrella baja, y los animales huyen aterrados; pero, la estrella torna
a su sitio, y los animales vuelven a sus sitios. Y la casa verde, mucho más allá
(porque es la misma) ya es rosada, y delante tiene un árbol o no tiene nada.
Cruzan espíritus por aquí y por allá.
Huyen las lagunas y los cerros, los negros emponchados, y todas las cosas están con alas.
Los papeles salvajes
ADRIANA HIDALGO EDITORA
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