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tetas
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Me gustan los senos firmes,
los senos rebosantes
protegidos por un botón.
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Surgen en la noche.
Los bestiarios de los antiguos
que incluyen al unicornio
los han dejado fuera.
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Perlinos, como el este
una hora antes de que se alce el sol,
dos hornos para la única
piedra filosofal
por la que vale la pena molestarse.
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Llevan en sus pezones
cuentas de suspiros inaudibles,
vocales de deliciosa claridad
para la pequeña escuela roja de nuestras bocas.
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En otras partes, la soledad
hace otra entrada tenebrosa
en su libro mayor, la miseria
pide prestada otra taza de arroz.
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Se acercan: presencia animal.
En el granero
la leche se estremece en el cubo.
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Me gusta llegar a ellos
desde abajo, como un muchacho
que se sube a una silla.
para alcanzar el jarro de compota prohibido.
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Suavemente, con mis labios,
aflojar el botón.
Hacer que se deslicen en mis manos
como dos cubiletes de cerveza recién vertida.
–
Escupo sobre los tontos que no han incluido
los senos en su metafísica,
sobre los astrónomos que no los han enumerado
entre las lunas de la tierra…
–
Le dan a cada dedo
su verdadera forma, su alegría:
jabón virgen, espuma
en la que nuestras manos son lavadas.
–
Y cómo honra la lengua
a estos dos panecillos agrios,
porque la lengua es una pluma
mojada en yema de huevo:
–
Insisto en que una muchacha
desnuda hasta la cintura
es el primer y el último milagro,
–
que el viejo portero que en su lecho de muerte
pidió ver los senos de su mujer
por última vez
es el mayor poeta que ha existido.
–
Oh, mis queridas, mis pensativas gaitas.
Miren, todos duermen en la tierra.
–
Ahora, en la absoluta inmovilidad
del tiempo, acercando la cintura
de la que amo hacia la mía
–
verteré cada seno
como una pesada uva oscura
dentro del panal
de mi boca somnolienta.
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Breasts
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I love breasts, hard
Full breasts, guarded
By a button.
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They come in the night.
The bestiaries of the ancients
Which include the unicorn
Have kept them out.
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Pearly, like the east
An hour before sunrise,
Two ovens of the only
Philosopher’s stone
Worth bothering about.
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They bring on their nipples
Beads of inaudible sighs,
Vowels of delicious clarity
For the little red schoolhouse of our mouths.
–
Elsewhere, solitude
Makes another gloomy entry
In its ledger, misery
Borrows another cup of rice.
–
They draw nearer: Animal
Presence. In the barn
The milk shivers in the pail.
–
I like to come up to them
From underneath, like a kid
Who climbs on a chair
To reach the forbidden jam.
–
Gently, with my lips,
Loosen the button.
Have them slip into my hands
Like two freshly poured beer-mugs.
–
I spit on fools who fail to include
Breasts in their metaphysics
Star-gazers who have not enumerated them
Among the moons of the earth …
–
They give each finger
Its true shape, its joy:
Virgin soap, foam
On which our hands are cleansed.
–
And how the tongue honors
These two sour buns,
For the tongue is a feather
Dipped in egg-yolk.
–
I insist that a girl
Stripped to the waist
Is the first and last miracle,
–
That the old janitor on his deathbed
Who demands to see the breasts of his wife
For the one last time
Is the greatest poet who ever lived.
–
O my sweet yes, my sweet no,
Look, everyone is asleep on the earth.
–
Now, in the absolute immobility
Of time, drawing the waist
Of the one I love to mine,
–
I will tip each breast
Like a dark heavy grape
Into the hive
Of my drowsy mouth.
[/ezcol_1half_end]
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[The line
«O my sweet yes, my sweet no»
was
«O my sweet, my wistful bagpipes,»
in an earlier version
http://www.rjgeib.com/thoughts/breasts/breasts.html]
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Charles Simic
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Traducción de Guillermo Teodoro Schuster y
Juan Carlos Prieto Cané
cse.iitk.ac.in
ustedleepoesia2.blogspot.com.es
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