hopper.railroad


 

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House by the Railroad

Date:1925

Medium: Oil on canvas

Dimensions:24 x 29″ (61 x 73.7 cm)

Credit Line:Given anonymously

MoMA Number:3.1930

Edward Hopper y la casa junto a la vía

Aquí fuera en el centro exacto del día,

esta casa desgalichada y rara tiene la expresión

del que sufre una mirada fija, del que contiene

el aliento bajo el agua, mudo y expectante;

esta casa se avergüenza

de sí misma, de sus mansardas fantasiosas

y su porche pseudogótico, se avergüenza

de sus hombros y sus manazas torpes.

Pero el hombre del caballete es implacable.

Es tan brutal como el sol, y cree

que la casa tuvo que hacer algo espantoso

a los que en otro tiempo la habitaron

para estar ahora tan atrozmente vacía,

tuvo que hacerle algo al cielo

para que también el cielo esté desierto

y no diga nada. Por ningún lado

crecen árboles ni arbustos: la casa

tuvo que hacerle algo a la tierra.

Lo único presente es una sóla vía

que va recta a lo lejos. No pasa el tren.

Ahora el forastero viene por aquí a diario,

y la casa sospecha que también él

está desolado; desolado

y avergonzado, incluso. La casa empieza

a mirarle de frente. Y sin saber cómo,

la tela en blanco va tomando despacio

la expresión de alguien acobardado,

que contiene el aliento bajo el agua.

Hasta que un día el hombre se va.

Es una última sombra de la tarde

que atraviesa la vía y se encamina

por el inmenso campo anochecido.

Pintará otras mansiones abandonadas,

y cristaleras de cafetería borrosas, y escaparates

mal rotulados al borde de los pueblos.

Tendrán siempre la misma expresión,

la desnudez total de alguien que sufre

una mirada fija, alguien americano y desgalichado.

Alguien que va a quedarse solo

una vez más, y ya no lo soporta.

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Edward Hopper and the House by the Railroad

Out here in the exact middle of the day,

This strange, gawky house has the expression

Of someone being stared at, someone holding

His breath underwater, hushed and expectant;

This house is ashamed of itself, ashamed

Of its fantastic mansard rooftop

And its pseudo-Gothic porch, ashamed

of its shoulders and large, awkward hands.

But the man behind the easel is relentless.

He is as brutal as sunlight, and believes

The house must have done something horrible

To the people who once lived here

Because now it is so desperately empty,

It must have done something to the sky

Because the sky, too, is utterly vacant

And devoid of meaning. There are no

Trees or shrubs anywhere–the house

Must have done something against the earth.

All that is present is a single pair of tracks

Straightening into the distance. No trains pass.

Now the stranger returns to this place daily

Until the house begins to suspect

That the man, too, is desolate, desolate

And even ashamed. Soon the house starts

To stare frankly at the man. And somehow

The empty white canvas slowly takes on

The expression of someone who is unnerved,

Someone holding his breath underwater.

And then one day the man simply disappears.

He is a last afternoon shadow moving

Across the tracks, making its way

Through the vast, darkening fields.

This man will paint other abandoned mansions,

And faded cafeteria windows, and poorly lettered

Storefronts on the edges of small towns.

Always they will have this same expression,

The utterly naked look of someone

Being stared at, someone American and gawky.

Someone who is about to be left alone

Again, and can no longer stand it.

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Edward Hirsch

from Wild Gratitude

Edward Hopper and the House by the Railroad (1925)

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

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