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No se lo dije al jardín todavía
no sea que me conquiste,
no tengo suficiente fuerza ahora
para decírselo a la abeja,
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no lo mencionaré en las calles
porque las tiendas me mirarían,
que alguien tan tímido,
tan ignorante tenga el descaro de morir.
–
Las laderas de las montañas
no deben saberlo, dónde
yo tanto he jugado, ni decirlo
a los cariñosos bosques el día que me vaya,
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ni susurrarlo en la mesa,
ni desprevenidamente en el camino
sugerir que dentro de un acertijo
alguien se encaminará hoy.
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I haven’t told my garden yet —
Lest that should conquer me.
I haven’t quite the strength now
To break it to the Bee —
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I will not name it in the street
For shops would stare at me —
That one so shy — so ignorant
Should have the face to die.
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The hillsides must not know it —
Where I have rambled so —
Nor tell the loving forests
The day that I shall go —
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Nor lisp it at the table —
Nor heedless by the way
Hint that within the Riddle
One will walk today —
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Emily Dickinson
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No se lo dije al jardín todavía
#50
1880
Poesía completa
Editorial Amargord 2012
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In #50, Emily doesn’t tell her «garden,» the «Bee,» the «hillsides,» or the «forests»
because the foreknowledge of her death is a secret, but she foretells that someone «will walk in»
or solve the riddle someday. «The day that I shall go» is of course the day of her death.
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En el poema #50, Emily no lo dice a su jardín, a las abejas, a las laderas o a los bosques
porque la precognición de su muerte es un secreto, pero ella predice que alguien se adentrará
o resolverá la incógnita algún día. El día en que se irá es, desde luego, el día de su muerte.
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