–
–
no vive ya nadie
–
–
—No vive ya nadie en la casa —me dices—; todos se han ido. La sala,
el dormitorio, el patio, yacen despoblados. Nadie ya queda, pues que
todos han partido.
Y yo te digo: Cuando alguien se va, alguien queda. El punto por donde
pasó un hombre, ya no está solo. Únicamente está solo, de soledad
humana, el lugar por donde ningún hombre ha pasado. Las casas
nuevas están más muertas que las viejas, porque sus muros son de
piedra o de acero, pero no de hombres. Una casa viene al mundo, no
cuando la acaban de edificar, sino cuando empiezan a habitarla. Una
casa vive únicamente de hombres, como una tumba. De aquí esa
irresistible semejanza que hay entre una casa y una tumba. Sólo que la
casa se nutre de la vida del hombre, mientras que la tumba se nutre de
la muerte del hombre. Por eso la primera está de pie, mientras que la
segunda está tendida.
Todos han partido de la casa, en realidad, pero todos se han quedado
en verdad. Y no es el recuerdo de ellos lo que queda, sino ellos
mismos. Y no es tampoco que ellos queden en la casa, sino que
continúan por la casa. Las funciones y los actos se van de la casa en
tren o en avión o a caballo, a pie o arrastrándose. Lo que continúa en
la casa es el órgano, el agente en gerundio y en círculo. Los pasos se
han ido, los besos, los perdones, los crímenes. Lo que continúa en la
casa es el pie, los labios, los ojos, el corazón. Las negaciones y las
afirmaciones, el bien y el mal, se han dispersado. Lo que continúa en
la casa, es el sujeto del acto.
–
César Vallejo
–
No vive ya nadie
Poemas en prosa
Obra poética completa preparada
por Georgette de Vallejo
Lima, Francisco Moncloa Editores, 1968
Lima, Perú, 2009
–
0 comentarios