mi hija se viste y se va

El perfume nocturno instala su cuerpo

en una segunda perfección de lo natural.

Por la gracia de su vida

la noche comienza y el cuarto iluminado

es una palpitación de joven felino.

Ahora se pone el vestido

con una fe que no puedo imaginar

y un susurro de seda la recorre hasta los pies.

Entonces gira

sobre el eje del espejo, sometida

a la contemplación de un presente absoluto.

Un dulce desorden se inmoviliza en torno

hasta que un chasquido de pulseras al cerrarse

anuncia que todas mis opciones están resueltas.

Ella sale del cuarto, ingresa

a una víspera de música incesante

y todo lo que yo no soy la acompaña.

 

 

 

 


Joaquín O. Giannuzzi


Mi hija se viste y se va

Poesía completa Giannuzzi

Editorial Sibilina 2009

Sevilla

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

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