Con tres guijarros

Sigues conmigo, amiga, un día después de haber marchado.

Con tres guijarros he edificado, para mi amor, un sutil monumento

a orillas del torrente. Durará hasta el próximo deshielo.

Tan pronto como llega me toma de la mano.

¿Quién humillaría el pulso de una mujer de savia?

Columbramos Escuaín, aldea alada que nadie habita,

el más ameno risco de este país de saxífragas y aviones roqueros.

Dos mariposas apareándose. Cuando me acerco,

una de ellas levanta el vuelo transportando a la otra,

que en completa quietud se deja llevar. Algún día, acaso,

el aprendizaje del amor se habrá cumplido.

Desdeña los trofeos de combates ganados contra ti mismo.

Después, aprende a desdeñar también los demás trofeos.

………..No te apegues, viajero, al surco sino al humus.

………….Entre las cortaduras del sendero

………..se insinúa silvestre la rosa de un destino.

&&&

Amar es descubrir en el otro lo sagrado: el paraíso,

el abismo, la cima, la noche, el espacio y el infierno.

La experiencia puede llegar a ser devastadora.

Yo sólo quise ser a veces, en mañanas concéntricas

y casi inabordables, el deslumbrado panadero de tu goce.

 

 

Jorge Riechmann

Con tres guijarros

Amarte sin regreso

Hiperión, Madrid, 1995

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

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