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La muerte es una buena maestra

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Levántate y anda al hospital me dijo la voz

Soy el fantasma anterior a tu nacimiento

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Aún no es tiempo para el otro fantasma

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Tu muerte te afectaría profundamente

Jamás podrías recuperarte de tu muerte

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Me pusieron en una camilla y me metieron al quirófano

Al otro lado se ve el infinito qué miedo

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Tengo un hoyo en el alma

por el cual se me escapa el cuerpo

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El médico me abrió la arteria que pasa por la ingle

y empecé a delirar

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Aquí en este mar que llaman el inconsciente

hay unas lianas que se te enredan en el cuello

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lianas azules lianas rojas lianas incoloras

que se te meten por la boca y no te dejan respirar

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Los otros los que estaban conmigo en el agua frígida

rodeados de pedazos de hielo me dijeron:

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Somos todos pasajeros del Titanic.

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El inconsciente es un árbol lleno de pájaros muertos

que se echan a volar cuando uno menos lo espera

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Escucho el ruido de serruchos que cortan tablas

de martillos clavando clavos

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Viene del astillero de la muerte y no se oye con los oídos

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Somos árboles ambulantes en la vía pública

soñando con ser barcos o aspas de molino

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pero no leña en la hoguera

donde las llamas bailan y se ríen y contorsionan

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como si estuvieran en una orgía las muy cochinas

striptiseras del cabaret de la muerte

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El médico me abrió la arteria que pasa por la ingle

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Estuvo mucho rato adentro de mi aorta

sacando la nieve con una pala

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El camino hacia el corazón está limpio

y mi sangre empezó a fluir

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Entraron mi mujer y mis dos hijos pequeños

y me acariciaron las manos llenas de pinchaduras

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Soy inmortal les dije al menos por ahora

y caí profundamente dormido

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Desperté adentro de una pintura del Bosco

entre tubos y alambres conectados a máquinas

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Pero aquí no hubo ni extracción ni piedra ni locura

Solamente un sujeto perfectamente lúcido

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Se me acercó un arcángel y me dijo: Soy Tammy

Era más dorada que el sol y estaba atravesada por la luz

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Un ave vuela de las cenizas de mi corazón

un ave roja que palpita y canta

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La muerte es una buena maestra

cuando te habla al oído y se retira

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Óscar Hahn

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La muerte es una buena maestra

Apariciones profanas

Hiperión, Madrid, 2002

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