ape

You haven’t finished your ape, said mother to father, 
who had monkey hair and blood on his whiskers.



I’ve had enough monkey, cried father.



You didn’t eat the hands, and I went to all the 
trouble to make onion rings for its fingers, said mother.



I’ll just nibble on its forehead, and then I’ve had enough, 
said father.



I stuffed its nose with garlic, just like you like it, said 
mother.



Why don’t you have the butcher cut these apes up? You lay 
the whole thing on the table every night; the same fractured 


skull, the same singed fur; like someone who died horribly. These 
aren’t dinners, these are post-mortem dissections.



Try a piece of its gum, I’ve stuffed its mouth with bread, 
said mother.



Ugh, it looks like a mouth full of vomit. How can I bite into 
its cheek with bread spilling out of its mouth? cried father.



Break one of the ears off, they’re so crispy, said mother.



I wish to hell you’d put underpants on these apes; even a 
jockstrap, screamed father.



Father, how dare you insinuate that I see the ape as anything 
more thn simple meat, screamed mother.



Well what’s with this ribbon tied in a bow on its privates? 
screamed father.



Are you saying that I am in love with this vicious creature? 
That I would submit my female opening to this brute?

That after 
we had love on the kitchen floor I would put him in the oven, after 
breaking his head with a frying pan;

and then serve him to my husband, 
that my husband might eat the evidence of my infidelity . . . ?



I’m just saying that I’m damn sick of ape every night, 
cried father.

 


simio

No te has terminado tu simio, le dijo madre a padre, que tenía pelo de mono y sangre en las barbas.

Suficiente mono, gritó padre.

No te comiste las manos, y me tomé la molestia de hacer aritos de cebolla para los dedos, dijo madre.

Picaré un poquito de su frente, y con eso bastará, dijo padre.

Le he rellenado la nariz con ajo, tal y como te gusta, dijo madre.

¿Por qué no haces que el carnicero te trocee estos simios? Lo pones entero en la mesa cada noche;

el mismo cráneo fracturado, la misma piel chamuscada, como alguien que hubiera muerto horriblemente.

Esto no son cenas, son disecciones post-mortem.

Prueba un pedacito de encía, le he rellenado la boca de pan, dijo madre.

Agh, parece una boca llena de vómito. ¿Cómo voy a hincarle el diente a la mejilla con el pan derramándosele

de la boca? gritó padre.

Parte una de las orejas, están tan crujientes, dijo madre.

Daría lo que fuera por que les pusieras calzoncillos a estos simios; aunque fuera un suspensorio, aulló padre.

Padre, cómo te atreves a insinuar que veo al simio como algo más que simple carne, aulló madre.

Bueno, ¿qué hay de esa cinta atada con un lazo en sus partes nobles? aulló padre.

¿Estás diciendo que estoy enamorada de esta criatura inmunda? ¿que rendiría mi abertura de mujer a esta bestia?

¿Que después de que hubiéramos hecho el amor en el suelo de la cocina lo metería en el horno, tras romperle la

cabeza con una sartén; y que se lo serviría después a mi marido, para que mi marido se comiera las pruebas

de mi infidelidad…?

Solo digo que estoy jodidamente harto de cenar simio cada noche, gritó padre.

 

 

 

The Tunnel: Selected Poems of Russell Edson by Edson, Russell published by Oberlin College Press (1994)

Autor: Russell Edson

Oberlin College Press

 

 

 


 

 

 

 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

radiografía

 

Algo que ahora sé, no tendría que haber ocurrido.

 

 

oficio

 

Algunos de mis amigos se hartan de lo mismo;
y ellos no escriben poemas.

 

balconcillos 19

 

Hay suficiente belleza en estar aquí y no en otra parte.