–
[ezcol_1half]–
–
The Cultivation of Christmas Trees
–
–
There are several attitudes towards Christmas,
Some of which we may disregard:
The social, the torpid, the patently commercial,
The rowdy (the pubs being open till midnight),
And the childish – which is not that of the child
For whom the candle is a star, and the gilded angel
Spreading its wings at the summit of the tree
Is not only a decoration, but an angel.
–
The child wonders at the Christmas Tree:
Let him continue in the spirit of wonder
At the Feast as an event not accepted as a pretext;
So that the glittering rapture, the amazement
Of the first-remembered Christmas Tree,
So that the surprises, delight in new possessions
(Each one with its peculiar and exciting smell),
The expectation of the goose or turkey
And the expected awe on its appearance,
–
So that the reverence and the gaiety
May not be forgotten in later experience,
In the bored habituation, the fatigue, the tedium,
The awareness of death, the consciousness of failure,
Or in the piety of the convert
Which may be tainted with a self-conceit
Displeasing to God and disrespectful to children
(And here I remember also with gratitude
St.Lucy, her carol, and her crown of fire):
–
So that before the end, the eightieth Christmas
(By «eightieth» meaning whichever is last)
The accumulated memories of annual emotion
May be concentrated into a great joy
Which shall be also a great fear, as on the occasion
When fear came upon every soul:
Because the beginning shall remind us of the end
And the first coming of the second coming.
[/ezcol_1half] [ezcol_1half_end]
–
–
–
el cultivo de los árboles de navidad
–
–
Hay varias actitudes frente a la Navidad,
Algunas de las cuales podemos desdeñar:
La meramente rutinaria, social y comercial,
La del aturdimiento (bares abiertos hasta medianoche)
Y la pueril, que no es esa del niño
Que ve en las lucecitas del árbol las estrellas
Y en el ángel dorado con sus alas tendidas en lo alto
No un ornamento, sino un ángel.
–
El árbol navideño llena de asombro al niño:
Déjenlo que preserve su espíritu de asombro
En la Fiesta vivida como evento, no tan sólo un pretexto,
De tal manera que el deslumbramiento,
La maravilla centelleante del primer
Árbol de Navidad en su memoria,
De modo que el placer de las sorpresas
Con cada nueva posesión (cada una
Con su excitante, peculiar aroma),
La expectativa del ganso o del pavo
Y el esperado sobrecogimiento
Ante su aparición, de modo que
–
La reverencia y la felicidad
No sean olvidadas con el paso del tiempo
En la hastiada rutina, la fatiga y el tedio,
En la conciencia de la muerte,
En la conciencia del fracaso,
O en piedad de converso
Que puede inficionarse de arrogancia
Y ofende al niño y desagrada a Dios
(Y a mi recuerdo agradecido vuelve Santa Lucía,
Su canción navideña, su corona de fuego):
–
Así que antes del fin, antes que llegue
La octogenaria Navidad (por esto
De octogenaria entiéndase la última),
La suma de memorias de anuales emociones
Ojalá se concentre en una sola
Gran alegría, que ha de ser gran miedo
También, sin duda, como cuando el miedo
Entró por vez primera en cada alma:
Porque el principio debe recordarnos el fin,
La primera venida rememorarnos la segunda.
[/ezcol_1half_end]
–
T S Eliot
–
1954
De Poemas de Ariel
Versión de Pablo Anadón
Alta Gracia, 1989-1999
–
0 comentarios