El internacionalmente reconocido poeta, ensayista, traductor y profesor estadounidense
dana gioia (1950) fue presidente del National Endowment for the Arts (NES), ha promovido
la incorporación de la música en las lecturas de poesía y sus ensayos han ayudado a revivir
el papel de la poesía en la cultura popular estadounidense.
Entre muchos otros premios y reconocimientos fue finalista del National Book Critics Circle
Award por su volumen de ensayos Can Poetry Matter?, en 1991, y obtuvo el American Book
Award en 2002 por el poemario Interrogations at Noon.
dana gioia
traducción de Gustavo Solórzano-Alfaro
insomnio
Ahora escucha lo que la casa tiene que decir.
Tuberías que crujen, el agua que corre en la oscuridad,
las paredes hipotecadas que se desplazan incómodas,
y voces que se amontonan en un interminable zumbido
de pequeñas quejas, como los sonidos de una familia
que año tras año has aprendido a ignorar.
Pero ahora debes escuchar las cosas que posees,
todo aquello por lo que has trabajado en estos años,
el murmullo de la propiedad, de objetos en mal estado,
las partes flojas a punto de quedar desechas,
y retorciéndote entre las sábanas recuerda todas
las caras que no pudiste llegar a amar.
Cuántas voces se te han escapado hasta ahora,
la caldera que humea, el piso de madera bajo tus pies,
las constantes acusaciones del reloj
que cuenta los minutos que a nadie importarán.
La terrible lucidez que este momento trae consigo,
el entendimiento inútil, la oscuridad intacta.
insomnia
Now you hear what the house has to say.
Pipes clanking, water running in the dark,
the mortgaged walls shifting in discomfort,
and voices mounting in an endless drone
of small complaints like the sounds of a family
that year by year you’ve learned how to ignore.
But now you must listen to the things you own,
all that you’ve worked for these past years,
the murmur of property, of things in disrepair,
the moving parts about to come undone,
and twisting in the sheets remember all
the faces you could not bring yourself to love.
How many voices have escaped you until now,
the venting furnace, the floorboards underfoot,
the steady accusations of the clock
numbering the minutes no one will mark.
The terrible clarity this moment brings,
the useless insight, the unbroken dark.
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