La calidad de las greguerías es muy variada;
es difícil establecer el criterio para considerar
si una greguería es buena o suficientemente buena,
pero muchas de ellas son pésimas.
Más difícil es explicar ese cruce de entrevisiones
que es una greguería, que siempre enuncia
un acierto inesperado y evidente.

 

ramón gómez de la serna

 

greguerías

 

edición de rodolfo cardona

 

 

 

 

Cuando la mujer pide ensalada de fruta para dos perfecciona el pecado original.

 

Cuando el pollo está bien asado es cuando tiene color de violín.

 

Lo malo del helicóptero es que siempre parece un juguete.

 

Era uno de esos días en que el viento quiere hablar.

 

La timidez es como un traje mal hecho.

 

Los sordos ven doble.

 

Después de comer alcachofas, el agua tiene un sabor azul.

 

Sólo hay un olor que puede competir con el olor a tormenta: el olor a madera de lápiz.

 

Nuestra verdadera y única propiedad son los huesos.

 

Es triste que el interior de los baúles esté empapelado de pasillo.

 

El paisaje adora al molino.

 

Si no fuésemos mortales no podríamos llorar.

 

Los cuervos se tiñen.

 

Entre los carriles de la vía del tren crecen las flores suicidas.

 

Aquella mujer me miró como a un taxi ocupado.

 

La lluvia acaba por olvido; pero, a veces, vuelve a acordarse, y vuelve a llover.

 

Los grandes reflectores buscan a Dios.

 

 

 

 

 

 

 

 

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