raymond carver
ultramar
mesopotamia
todos nosotros
the collected poems
raymond carver, 1996
traducción: jaime priede
… pálido
desde el exilio, añoraban el camino de vuelta a casa, los ojos
fijos en ultramar, el centelleo de la primera estrella
reflejada en las oscuras olas entrantes…
derek mahon
antártida
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mesopotamia
Despierto antes de que salga el sol en
una casa que no es la mía
y oigo una radio en la cocina.
Jirones de niebla al otro lado de la
ventana mientras
una voz de mujer da las noticias y
luego el tiempo.
La escucho junto con el sonido de la
carne
cuando entra en contacto con la mante-
quilla en la sartén.
Sigo escuchando un poco más, medio
dormido. Es parecido,
pero no igual, a cuando de niño me
quedaba en la cama
a oscuras, oyendo llorar a una mujer
y una voz de hombre se elevaba enfadada,
o desesperada,
mientras sonaba la radio todo el rato.
En vez de eso,
lo que oigo esta mañana es preguntar
al hombre de la casa:
«¿Cuántos veranos me quedan?
A ver, respóndeme». No hay respuesta
de la mujer
o, al menos, no la oigo. Qué se puede
responder
a semejante pregunta. Al momento,
oigo la voz de él hablando de alguien
que me parece
que ya se ha muerto: «Aquel hombre
podía decir
“¡Oh, Mesopotamia!”
y conseguir que la gente se partiera de risa».
Me levanto rápido de la cama y me
pongo los pantalones.
Suficiente luz en el cuarto para que,
por fin, pueda ver
dónde estoy. Soy un hombre adulto, al
fin y al cabo,
y esas personas son mis amigos. No les
está yendo bien en este preciso
momento. O
les va mejor que nunca, porque se han
levantado temprano y hablan
sobre cosas importantes,
como la muerte y Mesopotamia. Sea
como sea,
me voy ahora mismo a la cocina.
Cosas misteriosas e importantes
están ocurriendo allí esta mañana. [/ezcol_1half] [ezcol_1half_end]
mesopotamia
Waking before sunrise,
in a house not my own,
I hear a radio playing in the kitchen.
Mist drifts outside the window
while
a woman’s voice gives the news,
and then the weather.
I hear that, and the sound of
meat
as it connects with hot grease
in the pan.
I listen some more, half asleep.
It’s like,
but not like, when I was a child and
lay in bed,
in the dark, listening to a woman crying,
and a man’s voice raised in anger,
or despair,
the radio playing all the while.
Instead,
what I hear this morning is the man
of the house
saying «How many summers do
I have left?
Answer me that». There’s no answer from
the woman
that I can hear. But what could she
answer,
given such a question? In a minute,
I hear his voice speaking of someone
who I think
must be long gone: «That man could say,
‘O, Mesopotamia!’
and move his audience to tears».
I get out of bed at once and draw on
my pants.
Enough light in the room that I can see
where I am, finally. I’m a grown man,
after all,
and these people are my friends. Things
are not going well for them just now.
Or else
they’re going better than ever
because they’re up early and talking
about such things of consequence
as death and Mesopotamia.
In any case,
I feel myself being drawn to the kitchen.
So much that is mysterious and important
is happening out there this morning.[/ezcol_1half_end]
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