palingenesia

 

 

Estaba conversando con Archibald MacLeish en el bar «Los Marinos»

De la Barceloneta cuando la vi aparecer, una estatua de yeso

Caminando penosamente sobre los adoquines. Mi interlocutor

También la vio y envió a un mozo a buscarla. Durante los primeros

Minutos ella no dijo una palabra. MacLeish pidió consomé y tapas

De mariscos, pan de payés con tomate y aceite, y cerveza San Miguel.

Yo me conformé con una infusión de manzanilla y rodajas de pan

Integral. Debía cuidarme, dije. Entonces ella se decidió a hablar:

Los bárbaros avanzan, susurró melodiosamente, una masa disforme,

Grávida de aullidos y juramentos, una larga noche manteada

Para iluminar el matrimonio de los músculos y la grasa. Luego

Su voz se apagó y dedicóse a ingerir las viandas. Una mujer

Hambrienta y hermosa, dijo MacLeish, una tentación irresistible

Para dos poetas, si bien de diferentes lenguas, del mismo indómito

Nuevo mundo. Le di la razón sin entender del todo sus palabras

Y cerré los ojos. Cuando desperté MacLeish se había ido. La estatua

Estaba allí, en la calle, sus restos esparcidos entre la irregular

Acera y los viejos adoquines. El cielo, horas antes azul, se había vuelto

Negro como un rencor insuperable. Va a llover, dijo un niño

Descalzo, temblando sin motivo aparente. Nos miramos un rato:

Con el dedo indicó los trozos de yeso en el suelo. Nieve, dijo.

No tiembles, respondí, no ocurrirá nada, la pesadilla, aunque cercana,

Ha pasado sin apenas tocarnos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Roberto Bolaño

Los perros románticos

Crepúsculos

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

5 Comentarios

  1. angel

    Precioso

    Responder
  2. caballo

    ¿Te gusta el bueno de Bolaño?

    Habría que ir a Los detectives salvajes, pero…

    Abrazo

    Narciso

    Responder
  3. angel

    Pues si, es uno de esos poetas que al leer algo suyo,

    se me queda algo en la recámara para más adelante.

    abrazo (por cierto, hoy es el día del abrazo)

    Ángel

    Responder
  4. caballo

    Si es el día del abrazo, ante semejante estupidez sólo podemos rompernos los brazos,

    cortarnos los brazos, meter los brazos entre los barrotes de la jaula de la pantera,

    o simplemente conseguir que los brazos se mueran por el desprecio con el que los

    sentimos ((((

    Narciso

    Responder
  5. angel

    Bueno, pues nada de brazos….solo piernas, o aleta caudal.

    Ángel

    Responder

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