I : 48
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Si uno encuentra de pronto que lleva entre las manos
un ramo del color de los niños perdidos
o de los ojos de los muertos,
ya no puede seguir doblando las esquinas,
ni doliéndole como siempre a las ventanas,
ni haciendo un torniquete del pasado
entre espirales de perros
y oraciones sin dios.
Es preciso entonces conseguir un lugar
donde el amor y la luna
se expendan en envases separados
y la muerte baje por una ranura y no muy cara.
Y es preciso sellar bien los cabellos,
aunque no se los corte,
para que no sigan enredando a la gente
y convirtiéndola en árboles.
Y entonces, sobre todo,
es preciso callar
y devolver.
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Juarroz, Roberto
1ª poesía vertical: 1958
Poesía vertical: antología esencial
1ª ed
Buenos Aires
Emecé, 2001
Mmmm, este se me ha pasado.
abrazo
Ángel
Mmmmmm… es que, realmente, hay un centón de poemas.
narcisodaa
Mi comentario solo quiere decir que es de los míos y de los míos no hay tantos como usted dice.
Ángel