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the birch grove by seamus heaney
el bosque de abedules
Al fondo del jardín, al alcance del agua del río,
en una esquina murada como una alberca o el horno
de una abadía sin techo o una villa romana de suelo roto
han plantado su bosque de abedules. Hace poco de eso
pero cada mañana ya se ofrecen al sol
como ellos mismos mientras crecían, lo blanco de la corteza
sufrido y fresco como el blanco camisón de satén
que ella dobla y alisa mientras vierte el té
y se sienta en frente de donde él balancea una sandalia
en su pie puntual, tan desnudo como el de un abad.
Ladrillo rojo y pizarra, un ciruelo y un manzano mantienen
su credibilidad, un cd de Bach hace la ronda
del jardín o del prado. Sobre ellos un rastro en el aire
se encoge y ondula como una vara de sauce o la llama de una vela.
“Si algo nos enseña el arte”, dice él, triunfando
sobre la vida con una cita, “es que la condición humana es privada”.
At the back of a garden, in earshot of river water,
In a corner walled off like the baths or bake-house
Of an unroofed abbey or broken-floored Roman villa,
They have planted their birch grove. Planted it recently only,
But already each morning it puts forth in the sun
Like their own long grown-up selves, the white of the bark
As suffused and cool as the white of the satin nightdress
She bends and straightens up in, pouring tea,
Sitting across from where he dandles a sandal
On his big time-keeping foot, as bare as an abbot’s.
Red brick and slate, plum tree and apple retain
Their credibility, a CD of Bach is making the rounds
Of the common or garden air. Above them a jet trail
Tapers and waves like a willow wand or a taper.
«If art teaches us anything,» he says, trumping life
With a quote, «it’s that the human condition is private.»
From District and Circle by Seamus Heaney, published by Faber
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