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seamus heaney
versiones y
notas de
Aurelio Asiain
testimonio
Estábamos matando cerdos
cuando los yanquis arribaron.
Martes por la mañana, sol
y sangre en las cunetas
fuera del matadero.
Desde la carretera habrán oído
los chillidos, y luego que cesaban,
y nos habrán visto acercarnos
en delantales y con guantes,
colina abajo.
Marchaban en dos filas,
con sus armas al hombro.
Carros blindados, tanques, jeeps abiertos.
Manos, brazos quemados por el sol.
Desarmados, de paso,
camino a Normandía.
No que supiéramos entonces
hacia dónde se dirigían,
de pie, como unos muchachitos,
mientras nos arrojaban chicles
y golosinas de colores. ~
A Bernard y Jane McCabe
Seco el lecho del río, medio lleno de hojas.
Nosotros, que escuchábamos otro río en los árboles. ~
La puerta estaba abierta,
la casa estaba a oscuras
en memoria de David Hammond
La puerta estaba abierta, la casa estaba a oscuras
y eso me hizo llamarlo, aunque sabía
que esta vez por respuesta tendría ese silencio
que me tuvo escuchando de pie mientras crecía
hacia atrás y hacia abajo y hacia fuera en la calle
en la que cuando entré (ahora lo recuerdo)
las farolas también estaban apagadas.
Nunca hasta allí y entonces me sentí tan ajeno,
casi como un intruso, con ganas de escapar
pero teniendo claro que no había peligro,
solo un apartamiento, un vacío no hostil
como un hangar a medianoche en un
aeródromo cubierto en lo alto del verano. ~
1.1.87
Qué peligro, la acera.
Pero este año tengo para el hielo
el bastón de mi padre. ~
La playa
La línea de puntos que trazó
el bastón de mi padre en Sandymount
es algo más, que no se lleva el mar. ~
Noche de agosto
Sus manos eran cálidas y pequeñas y sabias.
Volví a verlas anoche: dos hurones jugaban
a solas en un campo a la luz de la luna. ~
aclaramientos 3
in memoriam M.K.H., 1911-1984
Se habían ido a misa los demás y quedaba
yo para ella mientras pelábamos las papas.
Rompían el silencio, soltadas una a una
como del soldador gotas de soldadura:
las cosas compartidas, en la grata frescura
común resplandecían, agua clara en un cubo.
Y seguían cayendo. Gratas salpicaduras
del trabajo del otro nos volvían al mundo.
Así que cuando el cura junto a su cabecera
se afanaba en plegarias por el bien de su alma
y algunos lo seguían mientras otros lloraban
recordé su cabeza tendida a mi cabeza,
los alientos mezclados, las ágiles navajas.
Nunca en toda la vida estuvimos tan cerca. ~
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testimony
‘We were killing pigs when the
Yanks arrived.
A Tuesday morning, sunlight
and gutter-blood
Outside the slaughter house.
From the main road
They would have heard the screaming,
Then heard it stop and had a view of us
In our gloves and aprons coming
down the hill.
Two lines of them, guns on their
shoulders, marching.
Armoured cars and tanks and open jeeps.
Sunburnt hands and arms.
Unarmed, in step,
Hosting for Normandy.
Not that we knew then
Where they were headed, standing
there like youngsters
As they tossed us gum and tubes of
coloured sweets’
For Bernard and Jane McCabe
The riverbed, dried-up, half-full of leaves.
Us, listening to a river in the trees.
The door was open
and the house was dark
In memory of David Hammond.
The door was open and the house was dark
Wherefore I called his name, although I knew
The answer this time would be silence
That kept me standing listening while it grew
Backwards and down and out into the street
Where as I’d entered (I remember now)
The streetlamps too were out
I felt, for the first time there and then, a stranger,
Intruder almost, wanting to take flight
Yet well aware that here there was no danger,
Only withdrawal, a not unwelcoming
Emptiness, as in a midnight hangar
Or an overgrown airfield in high summer.
1.1.87
Dangerous pavements.
But I face the ice this year
With my father’s stick.»
The seashore
“The dotted line my father’s ashplant made
On Sandymount Strand
Is something else the tide won’t wash away.”
An August Night
His hands were warm and small and knowledgeable.
When I saw them again last night, they were two ferrets,
Playing all by themselves in a moonlit field.
clearances 3
In Memoriam M.K.H., 1911-1984
When all the others were away at Mass
I was all hers as we peeled potatoes.
They broke the silence, let fall one by one
Like solder weeping off the soldering iron:
Cold comforts set between us, things to share
Gleaming in a bucket of clean water.
And again let fall. Little pleasant splashes
From each other’s work would bring us to our senses.
So while the parish priest at her bedside
Went hammer and tongs at the prayers for the dying
And some were responding and some crying
I remembered her head bent towards my head,
Her breath in mine, our fluent dipping knives–
Never closer the whole rest of our lives.
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notas
El escenario del “Testimonio” es Belfast y el poema describe un acontecimiento cuyos signos ominosos solo cobran
sentido en el recuerdo. Los muchachos que pasan por el matadero, hombres para el niño que los evoca,
se dirigen a la muerte.
A Bernard y Jane McCabe los conoció Heaney en Cambridge en 1979 y fueron una amistad duradera.
Al escritor está dedicado The haw lantern (1987); ellos son la armoniosa pareja retratada en
“The birch grove” (2006). El “nosotros” de la segunda línea se asimila a las hojas caídas, como en la
imagen homérica.
Seamus Heaney escribió en agosto de 2008 para The Guardian el obituario de su compatriota David Hammond
–escritor, compositor, cineasta, historiador, cantante– y luego tuvo el sueño que escribe este poema.
m.k.h., la dedicatoria de los ocho sonetos de “Clearances”, es la madre de Heaney y sus ocho hermanos
mayores: Margaret Kathleen McCann.
El primero de enero de 1987 es la fecha del fallecimiento del padre de Seamus Heaney.
El poema, uno de los mejores haikus que se hayan escrito en una
lengua occidental, evoca a Issa Kobayashi.
Sandymount Strand, a las afueras de Dublín, fue el lugar de residencia de Seamus Heaney durante
los últimos 36 años de su vida. Que sea también uno de los escenarios esenciales del Ulises
es algo que no deja de resonar en el poema.
También al padre de Heaney, granjero, se refiere el sueño visionario de Noche de agosto. ~
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