Sharon Olds / Traducción de Natalia Leiderman y Patricio Foglia
/Salto del Ciervo, 2012
/Stag’s Leap, 2012.
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innombrable
Ahora empiezo a mirar el amor
distinto, ahora que sé que no
estoy bajo su luz. Quiero preguntarle a mi
casi–ya–no marido cómo es esto de no
amar, pero él no quiere hablar de eso,
él quiere calma para el n de lo nuestro.
Y a veces siento como si yo, ahora,
no estuviera acá – estoy bajo su mirada
de treinta años, no bajo la mirada del amor,
siento una invisibilidad
como un neutrón en una cámara de niebla
perdido en un acelerador gigante, donde
lo que no se puede ver es inferido
a partir de lo visible.
Después de que suena la alarma,
lo acaricio, mi mano es como una cantante
que canta a lo largo de él, como si fuera
la carne de él la que canta, en todo su registro,
tenor de la vértebra más alta,
barítono, bajo, contrabajo.
Quiero decirle, ahora, ¿Cómo
era amarme –cuando me mirabas,
qué veías? Cuando él me amaba, yo miraba
hacia el mundo como desde adentro
de una profunda morada, una madriguera, o un pozo,
yo miraba fijo hacia arriba, al mediodía, y veía a Orión
brillando – cuando pensaba que él me amaba, cuando
pensaba que estábamos unidos no solo por el tiempo
de la respiración, sino por la larga continuidad,
los caramelos duros del fémur y la piedra,
lo inalterable. Él no parece enojado,
yo no parezco enojada
salvo en chispazos de mal humor,
todo es cortesía y horror. Y después
cuando digo, ¿esto tiene que ver
con ella?, él dice, No, tiene que ver con
vos, no estamos hablando de ella.
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unspeakable
Now I come to look at love
in a new way, now that I know I’m not
standing in its light. I want to ask my
almost-no-longer husband what it’s like to not
love, but he does not want to talk about it,
he wants a stillness at the end of it.
And sometimes I feel as if, already,
I am not here – to stand in his thirty-year
sight, and not in love’s sight,
I feel an invisibility
like a neutron in a cloud chamber buried in a mile-long
accelerator, where what cannot
be seen is inferred by what the visible
does. After the alarm goes off,
I stroke him, my hand feels like a singer
who sings along with him, as if it is
his flesh that’s singing, in its full range,
tenor of the higher vertebrae,
baritone, bass, contrabass.
I want to say to him, now, What
was it like, to love me – when you looked at me,
what did you see? When he loved me, I looked
out at the world as if from inside
a profound dwelling, like a burrow, or a well, I’d gaze
up, at noon, and see Orion
shining – when I thought he loved me, when I thought
we were joined not just for breath’s time,
but for the long continuance,
the hard candies of femur and stone,
the fastnesses. He shows no anger,
I show no anger but in ashes of humour,
all is courtesy and horror. And after
the first minute, when I say, Is this about
her, and he says, No, it’s about
you, we do not speak of her.
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