blood, tin, straw
1999
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la niñera
El bebé tenía alrededor de seis meses,
una nena. De esa edad, no había
tocado a ninguna. Esa noche, cuando salieron
la tomé en mis brazos y
puse su boca sobre mi remera de algodón.
No sabía realmente qué era una persona, yo
quería que alguien me chupara el pezón,
terminé encerrada en el baño,
desnuda hasta la cintura, sosteniendo a la bebé,
y lo único que ella quería eran mis anteojos, la sostuve
suavemente, esperando que tomara la decisión,
como un angelito, con su enfermera. Y ella no quería, sólo quería
mis anteojos. Chupá, carajo, pensé,
quería sentir el tirón de otra
vida, quería sentirme necesaria, agarró mis anteojos
y sonrió. Me puse de nuevo el corpiño
y la remera, y la arropé, y le canté
por última vez – claramente era
la semana para buscar otro tipo de trabajo–
y apagué la luz. De nuevo en el baño,
a oscuras, me acosté en el piso, desnudé
mi pecho contra los azulejos helados,
deslicé la mano entre mis piernas y
cabalgué, fuerte, sobre el suelo incendiado como una caldera, mis
pezones sosteniéndome por encima de los azulejos
como si estuviera volando,
al revés, justo bajo el techo del mundo.
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the babysitter
The baby was about six months old,
a girl. The length of her life, I had not
touched anyone. That night, when they went out
I held the baby along my arm and
put her mouth to my cotton shirt.
I didn’t really know what a person was, I
wanted someone to suck my breast,
I ended up in the locked bathroom,
naked to the waist, holding the baby,
and all she wanted was my glasses, I held her
gently, waiting for her to turn,
like a cherub, and nurse. And she wouldn’t, what she wanted
was my glasses. Suck me, goddamnit, I thought,
I wanted to feel the tug of another
life, I wanted to feel needed, she grabbed for my
glasses and smiled. I put on my bra
and shirt, and tucked her in, and sang to her
for the last time — clearly it
was the week for another line of work —
and turned out the light. Back in the bathroom
no light, I lay on the oor, bared
my chest against the icy tiles,
slipped my hand between my legs and
rode, hard, against the kiln–red oor, my
nipples holding me up off the glazed
aquamarine, as if I were ying,
upside–down, just under the ceiling of the world.
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Sharon Olds / Traducción de Natalia Leiderman y Patricio Foglia
de Sangre, lata, heno, 1999
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