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simon armitage

 

el accidente

 

Leo se quemó su mano muy seriamente con un chorro de vapor que silbó desde el pan de pita tostado cuando lo abrió con un cuchillo. La enfermera visitante dijo: «¿Está seguro de que no ha estado golpeando a su esposa?» «¿Perdón?», Dijo Leo. «¿Está seguro de que no sufrió esta lesión en el trascurso de una agresión física a su esposa?», Preguntó la enfermera. Leo estaba sorprendido. «Es una quemadura», dijo. «Por supuesto que es una quemadura, pero ¿quién dice que ella no se estaba defendiendo con una plancha de vapor o una sartén? ¿Usted cocina sus propias comidas, señor, o insiste en que su esposa haga las tareas domésticas? Leo quedó estupefacto. «Ni siquiera estoy casado», dijo. «Sí, claro, y yo soy el Ángel del Norte», dijo ella, lanzándole una bolisa de pelusa mientras salía de la casa y cerraba la puerta detrás de ella.

Leo realmente no estaba casado. Sus amigos estaban casados. Ambos. Incluso uno se divorció. Pero Leo era soltero y no estaba nada contento con la situación. Soltero, la palabra sabía a diesel en su boca. Sin embargo, esa noche en el pub conoció a Jacqueline, una joven ciega de York, y hablaron un rato sobre el tema de la Isla de Pascua, sobre el cual ninguno de los dos sabía nada, y después de una hora seguían hablando, y una pocos momentos después sus rodillas se tocaban debajo de la mesa de madera. Para él era como un paracaídas abriéndose. Para ella era como algo que envolvía una alcachofa. Levantó su mano vendada sin remedio hasta un milímetro de la mejilla de ella y dijo: «Jacqueline, nunca te haré daño. Yo no haría eso. Todo va a ir bien de ahora en adelante y estarás a salvo. Jackie, te quiero. ¿Lo entiendes?»

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simon armitage

 

the accident

 

Leo burnt his hand very badly on a jet of steam which hissed from his toasted pitta bread as he opened it up with a knife. The visiting nurse said, “Are you sure you haven’t been beating up your wife?” “Excuse me?” said Leo. “Are you sure you didn’t sustain this injury during the course of physically assaulting your wife?” questioned the nurse. Leo was shocked. “It’s a burn,” he said. “Of course it’s a burn, but who’s to say she wasn’t defending herself with a steam iron or a frying pan? Do you cook your own meals, sir, or do you insist on your wife doing the housework?” Leo was flabbergasted. “I’m not even married,” he said. “Yeah, right, and I’m the Angel of the North,” she said, throwing him a roll of lint as she barged out of the house and slammed the door behind her.

Leo really wasn’t married. His friends were married. Both of them. One was even divorced. But Leo was a bachelor and not at all happy with the situation. Bachelor—the word tasted like diesel in his mouth. However, that night in the pub he met Jacqueline, a young blind woman from York, and they talked for a while on the subject of Easter Island, about which neither of them knew anything, and after an hour they were still talking, and a few moments later their knees touched under the wooden table. For him it was like a parachute opening. For her it was like something involving an artichoke. He lifted his hopelessly bandaged hand to within a millimetre of her cheek and said, “Jacqueline, I’ll never hurt you. I wouldn’t do that. Everything’s going to be all right from now on and you’re safe. Jackie, I love you. Do you understand?”

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simon armitage

seeing stars

poems

ALFRED A. KNOPF NEW YORK 2011

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2 Comentarios

  1. Vlad

    Hola, una pregunta: ¿qué has visto en este texto para incorporarlo? ¿ es que ella, la chica ciega, confíe en él en contraste con la enfermera que no sabemos si ha visto demasiado? Gracias de todos modos, la sensación de desconcierto, que es esa especie de asombro doméstico, siempre será bienvenida. Aún así, me gustaría que me dieras el por qué. Saludos

    Responder
  2. NdAlfonso

    Vlad: no lo he colgado por un criterio personal, propio. A mí me parece una historia
    casi plana, sin más. Armitage ni siquiera busca, al parecer, que las cosas queden dichas
    de manera más intensa, poética. Se trata de una narración en toda regla.
    Cabe preguntarse qué diferencia a este poema de un cuento breve. Además, hasta donde
    sé, mucha de la poesía de Armitage es similar: ese elemento que tú nombras como sorpresa
    o desconcierto, también suele estar en sus poemas.
    Sin embargo lleva muchos años escribiendo, ha escrito muchos libros de poesía y tiene el
    reconocimiento social, oficial, del valor de su trabajo -no tanto en premios, que también,
    sino al estilo inglés: con el nombramiento de caballero o sir, o lo que sea-.
    En suma, te devuelvo la pregunta, que también yo me hago: ¿qué tiene, por qué esta poesía?
    Parece -parece- que tenemos que admitir que no se trata de una simple estupidez sancionada
    por la sociedad. Quizá podamos llegar a esa conclusión, pero no sin antes pasar por la criba
    bastantes o muchos poemas de Armitage.

    Salvando todas las distancias necesarias, se trata de un asunto similar al de Ashberg, la voz de
    américa.

    No sé si te sirve.

    Narciso

    Responder

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