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Tristesse d’été


Le soleil, sur le sable, ô lutteuse endormie,
En l’or de tes cheveux chauffe un bain langoureux
Et, consumant l’encens sur ta joue ennemie,
Il mêle avec les pleurs un breuvage amoureux.

De ce blanc Flamboiement l’immuable accalmie
T’a fait dire, attristée, ô mes baisers peureux,
« Nous ne serons jamais une seule momie
Sous l’antique désert et les palmiers heureux! »

Mais ta chevelure est une rivière tiède,
Où noyer sans frissons l’âme qui nous obsède
Et trouver ce Néant que tu ne connais pas.

Je goûterai le fard pleuré par tes paupières,
Pour voir s’il sait donner au coeur que tu frappas
L’insensibilité de l’azur et des pierres.
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Tristeza de verano

El sol, sobre la arena, luchadora dormida,
Calienta un baño lánguido, en tu pelo de oro,
Y consume el incienso sobre tu hostil mejilla,
Mezclando con los llantos un brebaje amoroso.

Resplandeciente el blanco de la inmutable calma
Dijiste, entristecida, ay! mis tímidos besos
“¡No seremos jamás una única momia
Bajo el desierto antiguo de palmeras felices!”

Pero tu cabellera es un torrente tibio,
Donde ahogar sin temblar el alma que nos ronda
Y acertar esa Nada que tú desconoces.

Probaré el maquillaje llorado por tus párpados,
Para saber si sabe al corazón golpeado dar
La insensibilidad del azul y las piedras. [/ezcol_1half_end]

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