Detesto de todo corazón

Son tantas las cosas que detesto de todo corazón,

hijo mío querido, tantas las cosas

que aborrezco de todo corazón,

que me sería muy difícil poder enumerártelas.

Es una verdadera bendición sentirse viva y con buena salud

para poder dedicar algunas horas del día a detestar

algo de todo corazón.

Lo único que lamento es que tú no puedas acompañarme.

Detestar de todo corazón, Eliacim,

detestar hondamente, atentamente, cuidadamente,

sin resquicio alguno para la distracción o el hastío,

es algo que no a todos se brinda, algo para

lo que se precisa un paciente e incluso sacrificado entrenamiento.

Tu madre, hijo querido, detesta de todo corazón

casi todo lo que le rodea: el aire que respira, la asistenta que le lava la vajilla,

el gato que se deja acariciar, el agua que bebe, el pan que come,

la confortable tetera, los programas de la radio, el cigarrillo que arde

sin reproche, el vaivén de los viajes, los muebles familiares.

Más cómodo para los dos sería, Eliacim,

que te enumerase las cosas que detesto,

pero no de todo corazón.

 

 

 

 

Camilo José Cela

Detesto de todo corazón

De Mrs. Caldwell habla con su hijo

 

 

 


 

 

 

 

 

 

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