XL

trilce 1922

 

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Quién nos hubiera dicho que en domingo

así, sobre arácnidas cuestas

se encabritaría la sombra de puro frontal.

(Un molusco ataca yermos ojos encallados,

a razón de dos o más posibilidades tantálicas

contra medio estertor de sangre remordida).

 

Entonces, ni el propio revés de la pantalla

deshabitada enjugaría las arterias

trasdoseadas de dobles todavías.

Como si nos hubiesen dejado salir! Como

si no estuviésemos embrazados siemrpe

a los dos flancos diarios de la fatalidad!

 

Y cuánto nos habríamos ofendido.

Y aún lo que nos habríamos enojado y peleado

y amistado otra vez

y otra vez.

 

Quién hubiera pensado en tal domingo,

cuando, a rastras, seis codos lamen

de esta manera, hueras yemas lunesentes.

 

Habríamos sacado contra él, de bajo

de las dos alas del Amor,

lustrales plumas terceras, puñales,

nuevos pasajes de papel de oriente.

Para hoy que probamos si aún vivimos,

casi un frente no más.

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