arthur rimbaud

une saison en enfer 

délires II

alchimie du verbe

1873

alchimie du verbe

le poème I

•  

À moi. L’histoire d’une de mes folies. 

   Depuis longtemps je me vantais de posséder tous les paysages possibles,
et trouvais dérisoires les célébrités de la peinture et de la poésie modernes.

   J’aimais les peintures idiotes, dessus de portes, décors, toiles de saltimbanques,
enseignes, enluminures populaires ; la littérature démodée, latin d’église, livres
érotiques sans orthographe, romans de nos aïeules, contes de fées, petits livres
de l’enfance, opéras vieux, refrains niais, rythmes naïfs.

   Je rêvais croisades, voyages de découvertes dont on n’a pas de relations,
républiques sans histoires, guerres de religion étouffées, révolutions de moeurs,
déplacements de races et de continents : je croyais à tous les enchantements.

   J’inventai la couleur des voyelles ! – A noir, E blanc, rouge, O bleu, U vert. –
Je réglai la forme et le mouvement de chaque consonne, et, avec des
rythmes instinctifs, je me flattai d’inventer un verbe poétique accessible, un
jour ou l’autre, à tous les sens. Je réservais la traduction.

   Ce fut d’abord une étude. J’écrivais des silences, des nuits, je notais
l’inexprimable. Je fixais des vertiges.

 

arthur rimbaud

una temporada en el infierno

delirios II

alquimia del verbo

1873

alquimia del verbo

poema I

 

Ahora yo. La historia de una de mis locuras.

Desde hacía largo tiempo, me jactaba de poseer todos los paisajes posibles,
y encontraba irrisorias las celebridades de la pintura y de la poesía moderna.

Me gustaban las pinturas idiotas, dinteles historiados, decoraciones, telas de saltimbanquis,
carteles, estampas populares; la literatura anticuada, latín de iglesia, libros
eróticos sin ortografía, novelas de nuestras abuelas, cuentos de hadas, libritos
para niños, óperas viejas, canciones bobas, ritmos ingenuos.

Soñaba con cruzadas, con viajes de descubrimientos de los que no hay relatos,
con repúblicas sin historia, guerras de religión sofocadas, revoluciones de costumbres,
desplazamientos de razas y de continentes: creía en todos los encantamientos.

¡Inventé el color de las vocales! -A negra, E blanca, I roja, O azul, U verde-.
Reglamenté la forma y el movimiento de cada consonante y me vanagloriaba
de inventar, con ritmos instintivos, un verbo poético accesible, cualquier día, a
todos los sentidos. Me reservaba la traducción.

Al principio fue un estudio. Yo escribía silencios, noches, anotaba
lo inexpresable. Fijaba vértigos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

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