JOAQUÍN GIANNUZZI / HUESO CAVANDO

 

 

[ezcol_3quarter]    

Esta es la hora del hueso de mi cara

en la mitad de la noche irracional,

vuelto sobre la almohada, hundido,

tan remoto de las manos dormidas, cargado

de conciencia en bruto, hurgando hacia abajo,

en las posibles opciones de la oscuridad.

Este obrero nocturno cavando,

este hueso autónomo que me reserva el día

donde sólo puedo apostar a las apariencias

apenas pulidas

por el extremo de mis nervios principales.

La lluvia es un apaciguamiento universal desde la ventana,

árboles y animales paralizados en su unidad.

Una dalia de suntuosa combustión

revela bajo el agua su paz interna.

¡Espacio y dominio de la naturaleza impersonal!

Pero aquí, en su campo nervioso, particular,

el prisionero rechina los dientes.

Desde todos los objetos, llega una amenaza,

la hostilidad de su dios, sus ojos bloqueados,

creando cosas húmedas y terribles en un cuarto cerrado.

[/ezcol_3quarter] [ezcol_1quarter_end]  

 

cargado

de conciencia en bruto, hurgando hacia abajo,

 

Desde todos los objetos,

llega una amenaza,

la hostilidad de su dios,

sus ojos bloqueados,

creando cosas húmedas y

terribles en un cuarto cerrado.

 

[/ezcol_1quarter_end]

 

 

 

Incluida en “Un libro oscuro. 105 poemas negros”

compilación de Florencia Castellano

Editorial Bajo La Luna, 2012

 

 

 

 


 

 

 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

eternidad

 

La vida vibrante entrando a borbotones; barriendo toda duda.

seis de corazones

 

Pero si lo piensas
con ese amor que sigue latiendo, cuando
el corazón deja de latir