¿Y por qué no colgar un poema de cada uno de los poetas que escriben raro -por llamarlo de alguna manera-,

esos que no se acaban de entender -o que no se entienden en absoluto?

Sobre todo porque el no entender parece un impedimento grave o serio que, además, tiene tantas modalidades

como poetas que no se entienden.

Es decir, cada poeta tiene también un estilo propio en la manera de no entenderse lo que escribe.

Como consideramos este asunto de una relevancia máxima, lo abriremos pero sin que se nos vaya de las manos,

si eso es posible. 

Conviene notar que esa parte que no se entiende [parcial o completa, que no impide leer y comprender un poema

o que, en cambio, lo constituye y no deja nada del poema que se entienda] no suele ser tenida en cuenta ni por

los poetas ni por los lectores.

Digamos que a un lector de poesía se le supone capaz de no entender, ya que ese no entender no solo forma parte

del poema, sino que puede ser lo que haga que un poema sea excepcional.  

Veamos poetas y poemas que nos permitan ir concretando el tema. 

 

 

Se trata de uno de ·Los poemas de sidney west·, de juan gelman, de Traducciones III (1968-1969), en la edición de 1994.

 

 

 

lamento por los pies de andrew sinclair 

 

 

 

 

cuando en Toledo Ohio andrew sinclair

empezó a caminar sobre el mundo

dijo “esto es así” y no lloró

pensó lo verde de la época

acostó la cabeza en los pechos maternos como fatigado de pronto por

tanta comprobación

los pechos daban flores de leche que caían al piso

y calentaban la memoria

ahora que andrew sinclair es grande

andrew sinclair es grande o es triste

con candelas encendidas pasó lo bajo de la noche

¡oh corazón ardiente hecho pedazos!

los fue sembrando como fieras o furias

¿pero andrew sinclair está aquí?

¿todavía hace sonar su tristeza como un terrible cañón?

¿no caza pajaritos?

¿anda por ahí andrew sinclair?

en la mitad de su memoria la mamá está de pie

dándole de comer a las gallinas o lavando los platos

con manos lentas bellas grises

que daban brillo como el sol

y abrigaban al andrew sinclair ¡ah caminante!

los demonios del valle le comieron los pies

pero él se inclinaba bajo el sol

brillando como madre

los demonios tienen dos cuernos en la cabeza y pelos en los pies

y echan llamas por la boca y el culo

se comen los ratones sin pelar

bailan como gitanos se beben de un trago medio balde de agua

pero andrew sinclair no

él tiene un joven corazón

lleno de islas con tigres y garzas

bellísimo bellísimo

abajo de andrew sinclair había un río

y más abajo un sol

y debajo la noche

para nosotros dos

 

 

 

 

Se trata de un poema disparatado, ya desde el título.

Pero el disparate se entiende -como disparate-

y funciona a base de despropósitos, que pueden llegar al absurdo.

Es lúdico y no pertenece al no se entiende, que es la categoría que nos interesa.

 

 

Quizá podamos seguir con un poema de vicente aleixandre.

Ya no se trata de disparates y ya no es lúdico,

pero el ·no se entiende· de aleixandre es también de un orden especial. 

 

 

 

 

 

la destrucción o el amor VI (1935)  

 

se querían

 

 

 

Se querían. 
Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada, 
labios saliendo de la noche dura, 
labios partidos, sangre, ¿sangre dónde? 
Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.

 

Se querían como las flores a las espinas hondas, 
a esa amorosa gema del amarillo nuevo, 
cuando los rostros giran melancólicamente, 
giralunas que brillan recibiendo aquel beso.

 

Se querían de noche, cuando los perros hondos 
laten bajo la tierra y los valles se estiran 
como lomos arcaicos que se sienten repasados: 
caricia, seda, mano, luna que llega y toca.

 

Se querían de amor entre la madrugada, 
entre las duras piedras cerradas de la noche, 
duras como los cuerpos helados por las horas, 
duras como los besos de diente a diente solo.

 

Se querían de día, playa que va creciendo, 
ondas que por los pies acarician los muslos, 
cuerpos que se levantan de la tierra y flotando… 
Se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.

 

Mediodía perfecto, se querían tan íntimos, 
mar altísimo y joven, intimidad extensa, 
soledad de lo vivo, horizontes remotos 
ligados como cuerpos en soledad cantando.

 

Amando. Se querían como la luna lúcida, 
como ese mar redondo que se aplica a ese rostro, 
dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida, 
donde los peces rojos van y vienen sin música.

 

Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios, 
ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas, 
mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal, 
metal, música, labio, silencio, vegetal, 
mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo.

 
 
 
 

Los ·no se entiende·, que suelen ser muy abundantes -casi continuos- en

algunos poemas de aleixandre, son relativamente escasos en este poema,

lo que nos permitirá delimitarlos y citarlos. 

El primero puede ser: 

 

 

cuando los rostros giran melancólicamente, 

 

giralunas que brillan recibiendo aquel beso.

 

 

Y el siguiente: 

 

 

Se querían como la luna lúcida, 

como ese mar redondo que se aplica a ese rostro, 

dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida, 

donde los peces rojos van y vienen sin música.

 

 

No veo o encuentro más ·no se entiende· en este poema.

 

Aleixandre tiene un universo poético propio de características

bien definidas que, por decirlo así, reconocemos en sus poemas y

nos explica -aproximadamente- algunos de sus ·no se entiende·.

 

Sin embargo, va más allá: 

 

Se querían como las flores a las espinas hondas, 

a esa amorosa gema del amarillo nuevo,

cuando los rostros giran melancólicamente, 

giralunas que brillan recibiendo aquel beso.

 

 

Esta estrofa está disociada en dos partes; para hacernos ver cómo

se querían, nos dice:

 

como las flores a sus espinas o a sus brotes nuevos. 

 

Pero sigue:

 

cuando los rostros giran / como lunas que brillan / recibiendo aquel beso

 

 

Introduce elementos ajenos -esos rostros que giran- en una relación

con las flores que no existe realmente y, a continuación, asimila los rostros

-que giran y brillan- a la luna.

Si recibieran un beso, la imagen de los rostros girando se completaría,

sin más, con el beso: pero aleixandre dice ·aquel beso·, como si ya nos hubiera

hablado del beso, como si supiéramos a qué beso se refiere. 

 

En el segundo ·no se entiende· nos dice que

 

se querían como la luna lúcida

 

pero la luna lúcida no se quiere y, además, es solo una.

 

Sigue:

 

como ese mar redondo [¿cuál?] que se aplica a ese rostro [¿a cuál?]

 

y los dos versos que siguen hacen referencia -poética- a la luna, al mar y

al rostro:

 

dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida, 

donde los peces rojos van y vienen sin música.

 

Los peces, rojos o no, siempre van y vienen sin música, pero aleixandre

nos lo dice como si habitualmente se dieran las dos posibilidades: con o sin música,

y nos aclara que estos peces van y vienen sin música. 

También puede entenderse que los peces siempre van y vienen con música,

pero estos lo hacen sin música, impropiamente, por tanto. 

 

 

Los ·no se entiende· de aleixandre porque son extremos y nada ambiguos:

no nos pone en duda porque no cabe la duda: en su universo, el poeta va a

la suya y no le preocupa que le entendamos: dice lo que ve, aunque nos resulte

extraño o nos parezca imposible. 

 

Así, por ejemplo, en Muñecas, de ·Espadas como labios· (1930-31):

 

 

Muchachas con un pecho

donde élitros de bronce,

diente fortuito o sed bajo lo oscuro,

muerde -escarabajo fino,

lentitud goteada por una piel sedeña.

 

 

Que es un ·no se entiende. agudo, completo, en el que no se aprecian brechas. 

habría que ver el contexto, o el poema entero. 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

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