ausencia




Faltó poco

y mi madre podría haberse casado

con el señor Zbigniew Wola.

Y si hubieran tenido una hija, no habría sido yo.

Quizá habría tenido mejor memoria para los nombres

y las caras,

y para las melodías oídas una sola vez.

Habría reconocido sin problemas qué pájaro era cuál.

Habría tenido unas notas fantásticas de física

y de química,

peores de lengua,

pero habría escrito a escondidas poemas

de entrada mucho más interesantes que los míos.

Faltó poco

y mi padre podría haberse casado en ese mismo momento

con la señorita Jadwiga R. de Zakopane.

Y si hubieran tenido una hija, no habría sido yo.

Quizá habría sido más terca en lo de salirse con la suya.

Y se habría lanzado sin temor a aguas profundas,

capaz de abandonarse a emociones gregarias.

Vista permanentemente en varios lugares al mismo

tiempo,

pero rara vez entre libros, más a menudo en la calle

jugando a la pelota con los chicos.

Quizá entonces se hubieran encontrado ambas

en la misma escuela, en la misma clase.

Pero no habrían sido amigas,

no habrían tenido ningún parentesco,

y en las fotos de grupo estarían lejos una de otra.

Niñas, poneos ahí

-habría dicho el fotógrafo-.

Las niñas bajas delante, las más altas detrás.

Y sonreíd cuando os dé la señal.

Pero contad antes

si estáis todas.


-Sí señor, estamos todas.

 

 

 

 

 


Wislawa Szymborska.


Ausencia

Dos puntos

Ed. Bilingüe Igitur. Montblanc. Tarragona

Traducción de Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia Soriano

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

eternidad

 

La vida vibrante entrando a borbotones; barriendo toda duda.

seis de corazones

 

Pero si lo piensas
con ese amor que sigue latiendo, cuando
el corazón deja de latir