Con un café no se me diluye el nombre
en el tiempo. Me siento útil; puedo hacer un plan
o dos, que terminarán en nada. Siento que he ganado
la partida a la desazón, que vuelvo a empezar
no sé dónde, ni para qué. Por un momento pareciera
que vivo lo mismo que un insecto, moviéndome rápido
y en todas direcciones, sin saber qué hacer con tan poco tiempo.
Ángel Ferrer
Inédito
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