–
–
Amedeo Modigliani – Leidender Akt – Desnudo doliente
–
–
Esta muchacha ha resucitado o está muerta y no puede descansar en la muerte.
Su carne y su piel son pedazos sobrepuestos, mal ensamblados, en descomposición
o con el acartonamiento de la muerte, en larga y lentísima putrefacción, con la frente
traspasada y un sonido de ecos negros, babeando de egoísmo.
Tal vez husmeando, olfateando los tuétanos desde lejos, oliendo el aire con la boca,
mirando con lo negro de la boca, sorda de orejas grandes: obscena, indecente, maldita.
Está inmóvil, con las patas gordas, y verde y triste como el oro amargo, con un aroma
extendido de objetos o de cosas orgánicas que se pudren después de un largo dolor o de
una larguísima herida.
Tiene los ojos opacos, los labios opacos, los pezones opacos, las tetas agujereadas,
y ella es oscuridad, oscuridad, y levanta al aire el hocico genital y las espesas arrugas,
el peso roto y el silencio bajo, espumoso, callado entre las criaturas de su carne.
La veo lenta como una babosa, lentísima como un animal terminativo con las agallas
abiertas, boqueando como si mamara sangre, mordiéndose los codos, cabeceando
o llorando.
Que ponga un huevo y se rompa, y se asfixie, y se ahogue, que se quede muerta y muerta,
como una arcilla a martillazos, mojando el pan en sangre.
Que deje caer su culo famoso, su órgano telescópico y su disparate.
1908, óleo sobre lienzo, 81×54 cm, Richard Nathanson London
0 comentarios