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Druida
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Cuando Cecilia tenía doce años desapareció de la casa; y la madre y la abuela fueron por ella a través de los anchos campos de flores;
y salió el padre también, con una pica al hombro, por si había que luchar con un monstruo.
Y la buscábamos nosotras; yo me arrodillé junto a los tulipanes feroces, a las azucenas, y escudriñaba; pero, sólo vi avanzar las víboras
de vientre de cristal, estirándose y arrollándose como dedos libidinosos.
E interrogamos a los labradores, a los dueños de las colmenas y los palomares:
–Si habéis visto a Cecilia …
Y los hombres negros y las mujeres blancas decían que no. Y sólo por darnos gusto registraban entre los panales y los pequeños castillos
de las palomas.
Cuando Cecilia tenía doce años se fue de la casa; y como pasaron días y días y días, los hombres vistieron de duelo y ataron camelias
blancas en el trineo, y las vecinas miraban hacia la casa y se persignaban.
Pero, una noche Cecilia volvió; furtivamente penetró en mi alcoba.
Yo me abalancé a besarle los menudos hombros, el pelo rojo como la miel. Ella:
–Vengo del cielo. Me había ido con un ángel.
Y me murmuró que estaba grávida, que le dolía la cintura; me pedía que le hiciera un lugar en mi lecho. Yo obedecí; encendí una taza de
porcelana:
-Cuéntame.
-No sé … Era como una glicina grande y ardiente. Una sombra cargada de uvas azules. , . . .
A través de la suave túnica le palpe el vientre henchido . Y:
–Duerme… No temas nada. Yo voy a ayudarte. No diré nada a la madre … Duerme … duerme.
y ella me abrazó y se durmió llorando. Y al poco rato despertó llorando. Y la madre la oyó. Oí su paso inexorable de alcoba en alcoba. Y al
llegar a la nuestra, entreabrió la puerta, se precipitó hacia Cecilia, la tomó de la trenza, alborozada, la iba a besar. Pero, Cecilia se aferró a mis
brazos llorando y llorando. Y:
-Amó a un hombre del cielo. Estuvo allá. Ahora va a tener un niño.
La madre quedó entonces erguida como una estatua. La miró durante un minuto · Y después sólo le dijo:
-Tienes que volver al cielo.
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Marosa di Giorgio
La edad anaranjada
Colección Ave Roc
Primera edición: octubre, 2012
Fondo de Animal Editores, 2012
Guayaquil–Ecuador
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