Se fuga la isla.
Y la muchacha vuelve a escalar el viento
y a descubrir la muerte del pájaro profeta.
Ahora
es la carne
la hoja
la piedra
perdidas en la fuente del tormento
como el navegante en el horror de la civilización
que purifica la caída de la noche.
Ahora
la muchacha halla la máscara del infinito
y rompe el muro de la poesía.
Alejandra Pizarnik
fuerte. como todo lo de pizarnik
Me pregunto muchas veces si Alejandra, de haber vivido mucho más tiempo, seguiría escribiendo con esa intensidad y con esa tensión.
Cada poema suyo me suena a un tambor a punto de que estallar, o a esa campana de cristal cuya reverberación es insoportable.
Vladimira