Hermosa Querelle, aunque tal vez extraña en esta presentación de pelo, atuendo, joyerío y trasfondo.

Está seria como una acusada, con problemas de pelo en un lateral trasero que parecen relacionados

con que un mechón abundante ha emprendido la fuga desbandada hacia arriba, aunque debe de estar

bien sujeto porque Querelle no le hace ni caso.

Lleva un viso, una combinación fucsia, escasa, de encaje o de entrever, con dos tirantillos que cantan

sobre la piel blanca y que apenas camufla los pezones de sus pequeños pechos.

La cara, el rostro de Querelle está moldeado a mano por un buen profesional: nariz impecable, ojos

bonitos y alargados puestos en distancia y descendiendo en el ángulo interno, lo que concentra e

intensifica la mirada. Las cejas como alas grandes batiendo hacia abajo y la boca irregular, fina de labio

superior y ajustada de tamaño, con el mentón más bien afilado y la frente cuadrada y alta.

Querelle nos mira de frente frontal, sin concesiones, con un procedimiento fijo, detenido, como si tuviera

que retenernos con los ojos o con la mirada, como si quisiera sujetarnos o atarnos de ojos o hacer sólido

y pesado el inmaterial cruce y encuentro de miradas.

 

 

 


 

 

 

 

 

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