LA HISTORIA HASTA AQUÍ
Las cosas volaban el día que nací.
Hacía viento. Las hojas secas se estrellaban
contra las paredes del Hospital Homeopático.
Estaba vivo. Vivo en el horror.
Los Donantes se apiñaban sobre mí
como si fueran un equipo de béisbol.
Empezaron a darme cosas y luego
a quitármelas.
Las cosas que no me iban bien
las tiraban al Embudo del Vacío.
Los dones eran muchos y muchas
las advertencias que los acompañaban.
Te damos un gran corazón pero
si bebes vino empezarás a odiar al mundo.
La luna es tu hermana pero si tomas somníferos
te verás en compañía de mujeres desdichadas.
Cada vez que trates de coger el amor
perderás un copo de nieve de tu memoria.
Mi madre estaba acostada no muy lejos
y la oí gritar: «¡No es mío!».
Mi noble madre me gritaba al oído sola
desde su lecho de sangre y agua.
Oí cómo lo decía, y con un chillido de alegría
le agradecí que dijera la verdad.
No había nacido en una familia.
Estaba absolutamente protegido.
Los martillos cayeron sobre todos los niños
pero yo me salvé en un río de la hermosa tierra otoñal de Egipto.
Traducción: Alberto Manzano, con la colaboración de Ivan Giesen, Birgit Reinke y Leonard Cohen
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