dos moscas
–
las moscas son furiosos pedacitos de
vida;
¿por qué están tan furiosas?
parece que quisieran más,
parece casi como si estuvieran furiosas
por ser moscas;
no es mi culpa;
me siento en la habitación
con ellas
y me joden con su agonía;
es como si fueran pedazos de alma
abandonados en algún lugar;
intento leer un diario
pero no piensan dejarme en paz;
una parece subir en semicírculos
por la pared,
emitiendo un miserable sonido
sobre mi cabeza;
la otra, la más chica,
se queda cerca y me molesta en la mano,
sin decir nada,
elevándose, cayendo,
volviendo a trepar;
¿qué Dios puso estas
extraviadas cosas sobre mí?
otros hombres sufren dictaduras,
amores trágicos…
yo sufro insectos…
espanto a la más chica
y eso sólo le hace revivir
su impulso desafiante:
da vueltas más rápido,
más cerca, incluso hace
un sonido de mosca,
y la otra arriba
intenta un nuevo vuelo
excitada, también,
se apura,
cae de repente
en un golpe de ruido
y se juntan
dando vueltas en mi mano, rozando la base
del portalámparas
hasta que alguna cosa humana en mí
no aguanta más sacrilegio
y empiezo a golpear
con el diario enrollado
―¡fallé!―
golpeo,
golpeo,
se interrumpe la armonía,
algún mensaje se perdió entre ellas,
agarro a la más grande primero,
cae de espaldas
agitando las patitas
como una puta furiosa,
y le pego de nuevo
con mi palo de papel
y se convierte en una fea
mancha de mosca;
la chiquita vuela más alto
ahora, tranquila y rápida,
casi invisible;
ya no se acerca a mi mano;
está mansa e inaccesible;
la dejo en paz, me deja
en paz;
el diario, por supuesto,
está arruinado;
algo pasó,
algo empañó mi día,
a veces no hace falta
un hombre o una mujer,
solamente algo vivo;
me siento y miro a
la mosca chiquita;
estamos juntos trenzados
en el aire
y en la vida;
y ya es tarde
para nosotros dos.
–
[/ezcol_1half][ezcol_1half_end]2 flies
–
the flies are angry bits of
life;
why are they so angry?
it seems they want more,
it seems almost as if they
are angry
that they are flies;
it is not my fault;
I sit in the room
with them
and they taunt me
with their agony;
it is as if they were
loose chunks of soul
left out of somewhere;
I try to read a paper
but they will not let me
be;
one seems to go in half-circles
high along the wall,
throwing a miserable sound
upon my head;
the other one, the smaller one
stays near and teases my hand,
saying nothing,
rising, dropping
crawling near;
what god puts these
lost things upon me?
other men suffer dictates of
empire, tragic love …
I suffer
insects …
I wave at the little one
which only seems to revive
his impulse to challenge:
he circles swifter,
nearer, even making
a fly-sound,
and one above
catching a sense of the new
whirling, he too, in excitement,
speeds his flight,
drops down suddenly
in a cuff of noise
and they join
in circling my hand,
strumming the base
of the lampshade
until some man-thing
in me
will take no more
unholiness
and I strike
with the rolled-up paper—
missing!—
striking,
striking,
they break in discord,
some message lost between them,
and I get the big one
first, and he kicks on his back
flicking his legs
like an angry whore,
and I come down again
with my paper club
and he is a smear
of fly-ugliness;
the little one circles high
now, quiet and swift,
almost invisible;
he does not come near
my hand again;
he is tamed and
inaccessible; I leave
him be, he leaves me
be;
the paper, of course,
is ruined;
something has happened,
something has soiled my
day,
sometimes it does not
take a man
or a woman,
only something alive;
I sit and watch
the small one;
we are woven together
in the air
and the living;
it is late
for both of us.
[/ezcol_1half_end]
–
charles bukowski
–
2 moscas
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