Víctor Toledo
(México, 1957)
Yo tenía un búmerang
Yo tenía un búmerang
y un perro coli
cada vez que lanzaba el búmerang
regresaba la cola del perro
zumbando
de no sé dónde
de una casa de la infancia
de un día ahogado en medio de la luz
sobre un llano luminoso.
Yo tenía un coliperro
y un búmerang
cada vez que lanzaba al perro
el búmerang regresaba
meneando la cola
no sé de dónde
de un día maravilloso
mas solitario de la infancia
villa dorada del mar
de la casa de la luz justo en medio del azur.
Yo tenía una cola de búmerang
del cielo asomaba
era su ala desprendida
cada vez que la lanzaba
de no sé dónde, cada ave,
desde un día
desdoblado de otra infancia
retornaba tiernamente de lo eterno.
Yo tenía un búmerang que era un perro
cuando lo lanzaba.
Yo tenía un perro que era un búmerang
Cuando lo lanzaba.
Cuando estaba lejos era un colibrí
Cuando estaba cerca era un caribú.
Pero yo tenía una era
un colibúmerang
que siempre doblaba del cielo de la caza
de la infancia eterna de la interna luz
con los ojos luminosos de linterna
ahogados de inmortal felicidad
venida de la casa limpia del azul
Desde un día que tiene su ola yo sé dónde.
Traía entre las patas el trote de abril
traía entre las alas más de un marabú.
Cada vez que lo lanzaba taladrante
cada beso, cada ave, cada suave
cada vuelo, cada suelo, cada ala
cada ola, cada cola, caracola
cada alma
cada oro, cada hora, cada ahora
el corazón, cada razón, cada sonar
cada deseo
y Odiseo, cada hada y oda sea
cada Oído
doblando desdo-blando
perforaba la esquina más vertiginosa
más brillante, más pura y más redonda
del cielo más ladrante.
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