.
43
.
Los leones rondaban la casa.
Los leones siempre rondaron.
Siempre se dijo que los leones rondaron siempre.
Parecían salir de los paraísos y el rosal.
Los leones eran sucios y dorados.
Ellos eran muy bellos.
Los ojos como perlas. Y un broche brillante en el pecho entre
aquel pelo áureo.
Los leones entraron a la casa.
Corrimos a esconder los floreros de sal, de azúcar, el cometa
Halley, las queridísimas sábanas nevadas, la colección de estampillas.
Y a traer los sudarios.
Los leones eran al mismo tiempo, presentes e invisibles, al
mismo tiempo, visibles e invisibles.
Se oía el rumor de la leche que robaban, el clamor de la miel
y la carne que cortaban.
Llevaron hacia afuera a la abuela oscura, la que tenía una guía
de rositas alrededor del corazón.
Y la comieron fríamente. Como en un simulacro.
Y, -icomo si hubiese sido un simulacro! – ella tornó a la casa Y
dijo: -Los leones rondaron siempre. Están delante de los paraísos y
el rosal. Dijo: -Los leones ya están acá.
–
Marosa di Giorgio
–
de La edad anaranjada
Colección Ave Roc
Fondo de Animal Editores
Guayaquil 2012
.
0 comentarios