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lines on a young lady’s photograph album
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At last you yielded up the album, which,
Once open, sent me distracted. All your ages
Matt and glossy on the thick black pages!
Too much confectionery, too rich:
I choke on such nutritious images.
My swivel eye hungers from pose to pose –
In pigtails, clutching a reluctant cat;
Or furred yourself, a sweet girl-graduate;
Or lifting a heavy-headed rose
Beneath a trellis, or in a trilby hat
(Faintly disturbing, that, in several ways) –
From every side you strike at my control,
Not least through these disquieting chaps who loll
At ease about your earlier days:
Not quite your classe, I’d say, dear, on the whole.
But o, photography! as no art is,
Faithful and disappointing! that records
Dull days as dull, and hold-it smiles as frauds,
And will not censor blemishes
Like washing-lines, and Hall’s-Distemper boards,
But shows the cat as disinclined, and shades
A chin as doubled when it is, what grace
Your candour thus confers upon her face!
How overwhelmingly persuades
That this is a real girl in a real place,
In every sense empirically true!
Or is it just the past? Those flowers, that gate,
These misty parks and motors, lacerate
Simply by being over; you
Contract my heart by looking out of date.
Yes, true; but in the end, surely, we cry
Not only at exclusion, but because
It leaves us free to cry. We know what was
Won’t call on us to justify
Our grief, however hard we yowl across
The gap from eye to page. So I am left
To mourn (without a chance of consequence)
You, balanced on a bike against a fence;
To wonder if you’d spot the theft
Of this one of you bathing; to condense,
In short, a past that no one now can share,
No matter whose your future; calm and dry,
It holds you like a heaven, and you lie
Unvariably lovely there,
Smaller and clearer as the years go by.
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versos sobre el álbum de fotos de una muchacha
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Al fin sacaste el álbum, que, una vez
abierto, me dejó estupefacto. ¡Todas tus edades
en mate y brillo sobre las páginas negras!
Demasiado dulce, demasiado indigesto:
me ahogan esas imágenes tan nutritivas.
Mi ojo giratorio va de una pose a otra:
con trenzas, agarrando un gato reacio;
o con pieles, una encantadora licenciada;
o levantando una gruesa rosa
bajo un espaldar, con un sombrero de hombre
(un detalle perturbador, por varios motivos):
de todos lados escapas a mi control,
sobre todo acompañada de esos inquietantes individuos
que campan a sus anchas en una época anterior:
yo diría, querida, que no son de tu clase.
Pero ¡oh, fotografía! ¡No hay otro arte
tan fiel y decepcionante! Registra el tedio
como tedio, y las sonrisas forzadas
como fraudes, y no censura imperfecciones
en forma de tendedero o algún anuncio.
Pero muestra renuente al gato, y sombrea
la papada cuando aparece, ¡cuánta gracia
derrama en tu cara la inocencia!
¡Hasta qué punto nos convence
de que eres una chica real en un lugar real
en todos los sentidos empíricamente cierta!
¿O es solo el pasado? Esas flores, esa verja,
esos parques y coches entre la niebla, afligen
tan solo porque ya no existen; me encoges
el corazón por parecer de otra época.
Sí, cierto; pero al final, seguramente, lloramos
no solo por la exclusión, sino porque eso
nos permite llorar. Sabemos que lo que fue
no nos incitará a justificar
nuestra pena, por fuerte que gritemos
en el abismo entre ojo y página. Y así
te lloro (sin que vaya a tener importancia)
al verte en equilibrio sobre una bici contra una cerca;
me pregunto si advertirías el robo
de esta en bañador; condenso, en suma,
un pasado que ahora nadie puede compartir,
tanto da a quién pertenezca tu futuro; calmo e insípido,
te contiene como un cielo, y tú permaneces
en él invariablemente hermosa,
con los años más pequeña y más nítida.
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Philip Larkin
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Poesía Reunida
Engaños
The Complete Poems, Archie Burnett, ed.,
Nueva York, Farrar, Strauss and Giroux, 2012
Versiones de Damián Alou y Marcelo Cohen
Lumen
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