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anna crowe 

 

extraído de: Punk with Dulcimer
Peterloo, 2006
Produção de áudio: Literaturwerkstatt Berlin, 2014

 

 

 

visiting the home

of the brave

 

 

1. arawac tunic

 

 

Columbus took their gentleness
for cowardice, and ear-marked
them and their caciques for slaves.

A note on the wall tells us,
when they were weaving, they always left
a small, deliberate mistake,

as though they understood
how the heart, bent on perfection, ends
trapped in its own web.

Red/black chevrons stutter
their cardiograph
from sleeve to outstretched sleeve,

but somewhere, I tell myself,
will be the invisible blip, one
small, wrong

stitch through which
the weaver’s soul
may yet escape.

 

 

 

2. dakota ghost-shirt from

wounded knee

 

 

The Cheyenne and Dakota wove
raw muslin into shirts: these were
the shirts for the Ghost-Dance, which,

duly performed, conferred
invisibility on the wearer.
We still believe some form of words

or ritual will come between
us and another’s anger. Not seeing
that our invisibility’s what’s required,

nor that it will be some sudden
memory of past delight that pierces,
leaving this small scorched hole.

 

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visita a la casa

de los héroes

 

 

I. túnica arawac

Colón tomó su gentileza
por cobardía, y les marcó la oreja
a ellos y a sus caciques como a esclavos.

Un rótulo en el muro nos dice
que cuando tejían, dejaban siempre
un pequeño defecto intencionado,

como si comprendieran que el corazón,
obsesionado con la perfección, acaba
atrapado en su propia red.

El zig-zag rojo/negro tartamudea
su cardiograma
de punta a punta de las mangas extendidas,

pero en un sitio u otro, me digo,
tendrá que sonar el bip invisible, 
un pequeño error,

el punto roto por donde
el alma del tejedor
pueda todavía escapar.

 

 

 

II. blusa ritual Dakota

de Wounded Knee

 

Los cheyenes y los dakotas tejían
blusas de muselina cruda: eran
para la Danza de los Espíritus, que, 

bien ejecutada, confería
invisibilidad a quien la llevaba.
Todavía creemos que algún conjuro
o ritual mediará entre
nosotros y la ira de otro. Y no vemos
que lo que nos hace falta es ser invisibles,

ni que será algún súbito
recuerdo de un deleite pasado el que perfore
para dejar este pequeño agujero quemado.

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