Como un monte en la espalda o una cuchilla

fría en mi rostro, dádmela.

Dadme la noche sin alondras,

sin sonidos, sin hojas y sin párpados.

He tocado el amor; aún se estremece

como un seno o un balido entre mis manos.

Dadme lo que queráis; dadme una piedra,

una sombra, una estrella destruida.

 

 

 

 

antonio gamoneda

primeros poemas

Esta luz. Poesía reunida,

Círculo de Lectores, Barcelona, 2004

 


 

 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

eternidad

 

La vida vibrante entrando a borbotones; barriendo toda duda.

seis de corazones

 

Pero si lo piensas
con ese amor que sigue latiendo, cuando
el corazón deja de latir