antonio martínez sarrión:   poética

 

 

 

 

Fuera de ajustes muy laterales en textos de glosa o critica, en el te-
rreno de la poesía en verso, desde las últimas reflexiones sobre mi tarea
hará de esto seis o siete años, no he modificado el entendimiento de
la labor, por lo que me veo obligado, y pido disculpas por ello en tiem-
pos de mensajes de toda índole tan espantosamente redundantes, a re-
producir aquí lo que ya sostuve. Espero que con la suprema cortesía y
decoro que conlleva la brevedad. Más o menos escribía que tengo a la
lírica como un fenómeno estético de disposición verbal en el que el
valor dominante sería la carga expresiva y rítmica, con alto grado de
concentración e intensidad. Ello me permite valorar a aquella, y po-
nerla en práctica, en su función celebratoria, extática y actuante con-
tra, a favor o estupefacta ante la Sombra pero, a la vez y con idéntica
legitimidad, como activadora de la función crítica y hasta denostado-
ra inscrita en el núcleo de la lengua. Funciones todas ellas en absolu-
to incompatibles y que sc han dado, de modo trabado o complemen-
tario, en la obra de muchos creadores.

La poesía, como cualquier otro producto artístico sería, pues, un
acto de lenguaje estéticamente marcado y provisto de amplísima au-
tonomía, no tan incondicionada ésta como Mallarmé pretendiera, ya
que siempre terminará por señalar, de algún modo, a la realidad histó-
rica de su momento, en toda una gama de connotaciones que van de
lo absoluto y manifiesto a lo tácito y elidido.

Corolario, me temo que ya inconmovible, será que tal «función crí-
tica y denostadora», puede y debe ir, cuando se decida emplear ese re-
gistro, en toda una gradación tonal que iría del humor negro a la des-
lizada reticencia. Lo que de ningún modo creo que me permitiré, si al-
guna vez lo he hecho, es la jeremiada, la ñoñez, la cursilería, la hin-
chazón sensiblera, la cuquería o, !risum teneatis!, el «rosario en fami-
lias, ingredientes todos nefastos sin remisión desde el punto de vista
del arte que yo considero serio, incluso cuando pretenden ponerse al
servicio de lo humanamente respetable en sumo grado. En este senti-
do, cada día que pasa más me siento en sintonía con autores como
Valle-Inclán, Brecht, Breton, Bulgakov, Celan o Thomas Bernhard,
poetas supremos en prosa o verso.

Inconcebiblemente, en estos últimos años y en este país, se ha pre-
tendido resucitar la mohosa cuestión de la claridad u oscuridad dese-
able en la lírica. A este respecto, por mucho que me empeñara, jamás
mejorarla el siguiente dístico de Rafael Alberti que, para mi, clausura
y sella tan estéril, falsa y estólida cuestión:

 

 

Poeta, por ser claro, no se es mejor poeta.
Por oscuro, poeta, no lo olvides, tampoco.

 

 

 

 

 

 

 

 

antología consultada
de la poesía española

el último tercio del siglo
1968-1998

volumen CCCC
colección visor de poesía
visor madrid 1998

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