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Eso no es lo que quería decir en absoluto;
no es así, para nada.
Salgamos, pues, tú y yo,
cuando la tarde se despliegue sobre la bóveda celeste
como un paciente anestesiado encima de una camilla;
vayamos, por esas acordadas calles medio desiertas,
De hecho, un día, todos, vamos a morir, ¡qué circo!
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