A medianoche en una habitación de arriba
puedes vernos reunidos en nombre
del amor según el evangelio
del radiofonógrafo.
Lou le cuenta a Anne lo que Molly
le dijo a Mark a escondidas;
a Jack le gusta Jill, que a su vez adora
a George, que se pone a cien con Jack.
Hacen su entrada los catecúmenos;
ojos entusiastas y vertiginosos
revolotean detrás de las tetas y las cestas;
alguien vomita, alguien llora.
Willy no soporta a su padre,
a Lilian le dan miedo los niños;
el amor que gobierna el sol y las estrellas
permite lo que El prohíbe.
El epicúreo perro salchicha de Adrián
yace en la falda de algún pecador;
los dedos distraídos y borrachos
acarician un mundo sin pecado.
¿A quién esta mintiendo Jenny
en su llamada a Roma, a cobro revertido?
El mismo amor que la hizo aparecer
de la nada me dice que me vaya a casa.
Pero esa señorita Tal que está en la esquina
haciéndose la difícil…
Lo siento, no lo siento…
Ayúdame a ser casto, Señor, pero todavía no.
Wystan Hugh Auden
Banquete de amor
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