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Dans la feuillée, écrin vert taché d’or,
Dans la feuillée incertaine et fleurie
De fleurs splendides où le baiser dort,
Vif et crevant l’exquise broderie,

Un faune effaré montre ses deux yeux
Et mord les fleurs rouges de ses dents blanches
Brunie et sanglante ainsi qu’un vin vieux
Sa lèvre éclate en rires sous les branches.

Et quand il a fui- tel qu’un écureuil-
Son rire tremble encore à chaque feuille
Et l’on voit épeuré par un bouvreuil
Le Baiser d’or du Bois, qui se recueille.

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Entre el enramado, joyero verde manchado de oro,
entre el imprevisible y florido enramado
de espléndidas flores donde el beso descansa,
intenso, expandiéndose por el exquisito bordado,

un fauno estupefacto muestra sus dos ojos
y muerde las rojas flores con sus blancos dientes.
Oscurecida y ensangrentada como un vino viejo,
su boca estalla en risas bajo las ramas.

Y cuando huye – como una ardilla – 
su risa tiembla aún con cada hoja,
viéndose asustado por un petirrojo
el Beso dorado del Bosque, quien se recoge.

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