Disculpa si en los sueños
he sido deshonesto.
No me pertenezco,
tampoco en la vigilia.
Sin autogobierno, observo desde mi
este desacompasado transcurrir.
Nada que hacer, sino gritar
de vez en cuando.
Hay niños a los mandos.
Niños rígidos contestando,
espantando a los que quiero.
Necesito volver sin cerrar el cauce
por donde circulan verdaderos sentimientos.
Pues no quiero hogar, sólo saber
que dentro, no hay nadie mas que yo.
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