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cirque d’hiver

 

Across the floor flits the mechanical toy,

fit for a king of several centuries back.

A little circus horse with real white hair.

His eyes are glossy black.

He bears a little dancer on his back.

She stands upon her toes and turns and turns.

A slanting spray of artificial roses

is stitched across her skirt and tinsel bodice.

Above her head she poses

another spray of artificial roses.

His mane and tail are straight from Chirico.

He has a formal, melancholy soul.

He feels her pink toes dangle toward his back

along the little pole

that pierces both her body and her soul

and goes through his, and reappears below,

under his belly, as a big tin key.

He canters three steps, then he makes a bow,

canters again, bows on one knee,

canters, then clicks and stops, and looks at me.

The dancer, by this time, has turned her back.

He is the more intelligent by far.

Facing each other rather desperately—

his eye is like a star—

we stare and say, «Well, we have come this far.»

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cirque d’hiver

 

Por el suelo viene y va el juguete mecánico,

digno de un rey de hace varios siglos.

Un caballito de circo con pelo blanco real.

Sus ojos son vidriosamente negros.

Lleva una pequeña bailarina en la grupa.

Ella está erguida sobre la punta de los pies y gira y gira.

Un ramo inclinado de rosas artificiales está

cosido a través de su falda y el corpiño de oropel.

Sobre la cabeza ella exhibe

otro ramo de rosas artificiales.

Crines y cola vienen directamente de Chirico.

Su alma es formal y melancólica.

Siente sus rosados dedos deslizarse por la grupa

a lo largo de la pequeña pértiga

que a ella le perfora cuerpo y alma

y le atraviesa a él, y reaparece de nuevo

por debajo de la barriga, como un gran abrelatas.

Da tres pasos a medio galope, hace una reverencia,

avanza otra vez, dobla una pata,

avanza, luego taconea y se para, y me mira.

La bailarina, entretanto, me ha vuelto la espalda.

Él es el más inteligente con diferencia.

Cara a cara con bastante desespero –

su ojo es como una estrella –

nos miramos fijamente y decimos: «Bien, hasta aquí hemos llegado.»

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edita Literarias.

Asociación de Escritores de Asturias

elizabeth bishop
 
 


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