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fabio morábito

 

 

la mesa

 

 

 

A veces la madera

de mi mesa

tiene un crujido oscuro,

un desgarrón

difuso de tormenta.

Una periódica migraña

la tortura.

Sus fibras ceden,

se descruzan,

buscan un acomodo

más humano.

Es la madera

que recuerda

viejos brazos.

Y que recuerda

que reverdecían.

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