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Les plaisirs de la porte
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Les rois ne touchent pas aux portes.
Ils ne connaissent pas ce bonheur: pousser devant soi avec douceur ou rudesse l’un de ces grands panneaux familiers, se
retourner vers lui pour le remettre en place, – tenir dans ses bras une porte.
Le bonheur d’empoigner au ventre par son nœud de porcelaine l’un de ces hauts obstacles d’une pièce; ce corps à corps
rapide par lequel un instant la marche retenue, l’œil s’ouvre et le corps tout entier s’accommode à son nouvel appartement.
D’une main amicale il la retient encore, avant de la repousser décidément et s’enclore, – ce dont le déclic du ressort puissant
mais bien huilé agréablement l’assure.
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Francis PONGE « Le parti pris des choses »
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Los placeres de la puerta
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Los reyes no tocan las puertas.
Ellos no conocen esta dicha: empujar ante sí con suavidad o rudeza uno de esos grandes paneles familiares, volverse hacia
él para colocarlo de nuevo en su lugar, -tener entre sus brazos una puerta.
La dicha de empuñar por el vientre, por su nudo de porcelana, uno de esos altos obstáculos de una pieza; ese cuerpo a cuerpo
rápido mediante el cual, detenido el paso un instante, los ojos se abren y el cuerpo todo se acomoda a su nuevo apartamento.
Con una mano amistosa, él la retiene todavía, antes de empujarla decididamente y encerrarse, -de lo cual el ruido del resorte
poderoso pero bien aceitado agradablemente lo asegura.
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en castellano:
del blog [elbatiscaforojo]
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