francisco umbral: un ser de lejanías

 

 

 

 

francisco umbral

un ser de lejanías

editorial planeta, s.a.

barcelona 2003

 

 

 

 

El hombre es un ser de lejanías.

heidegger

 

 

 

 

 

SU voz en el teléfono como una ola en palacio, voz grave, mujer lenta,

otro clima invadiendo. Su voz que tiene velos, recepciones y cirios, su voz

a media voz, conversación del día, roce de telas sobrias, sabiduría doméstica,

la calma de la vida cuando la vida entorna todas sus primaveras, o apaga

sus hogueras.

 

Oriana en el teléfono destilando su nombre, los nombres que ella ignora,

pero que así la expresan. Su voz me cuenta cosas, del revés de la vida,

van pasando los nombres, las personas, los Papas, va pasando un rosario

hecho de antiguas damas, pero yo la veo joven, como una cara fresca,

como un aceite lento y una fácil sonrisa. Sé que puedo al teléfono intentar

que se ría, ir abriendo ventanas en su voz de penumbra, pero volvemos

siempre, como cuando en secreto, a la luz baja y ronca de su contar la vida.

 

O su voz me amonesta, o su amor me prohíja, ahora ya no me dice que me

quiere de pronto, pienso que hay un gran susto, en su pecho de

nácar, de decir ciertas cosas cuando nunca debiera.

 

Su voz en el teléfono, cómo era esta mañana, una voz de mujer, sólo una voz

amiga entrando muy despacio en mi soledad macho. Una voz tiene cuerpo,

acompaña mi cuerpo, y se casa conmigo, voz que me pertenece, que se va

haciendo íntima, del color del pecado, el apagado tono de la culpa.

 

En mañanas de estruendo (el sol es un estruendo), ella y su celosía interrumpen

mi guerra, ella y su cercanía son como mucha gente. Llega así su llamada,

o su entornada voz, como llega ella misma, en las fiestas con sangre, como

trayendo galgos gentiles en su torno.

 

Como llega a mis manos, levísimo contacto, cuando el amor o el tiempo, una luz

de impaciencia, se interpone de pronto y nos moja los ojos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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