Es extraña esa facilidad con la que
mucha gente, no cree en nada;
sobre todo al darse las circunstancias
especiales, —necesarias—, para que
surja el alma. 

                     ¡Semejante orquestación
                              tan mal aprovechada!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

______________

 

 

1 Comentario

  1. NdAlfonso

    El poeta dice:

    [hay mucha gente]
    [que no cree en nada] [ni siquiera]
    al darse las circunstancias
    especiales, —necesarias—, para que
    surja el alma.

    A partir de esta observación, se disparan
    las preguntas: ¿cuáles son esas circunstancias
    necesarias y especiales que permiten que surja el alma,
    o que la hacen surgir?

    El poeta parece saber, conocer tales circunstancias.
    Y, además, parece conocer, saber cómo y de qué maneras
    surge el alma.

    Entonces, uno —yo en este caso— activa enseguida
    la memoria deseando que le traiga recuerdos, ejemplos
    —numerosos y claros— de su propia vida, que
    le muestren y le demuestren que es capaz
    de reconocer tanto las circunstancias que hacen
    que el alma surja como las maneras en que surge.

    Oh, uno no quiere, de ningún modo, ser de los muchos
    que no creen en nada, de los muchos
    que no reconocen las apariciones del alma.

    Justo en el momento en que uno se siente
    discretamente avergonzado por ser de los muchos
    que no saben nada del alma, el poeta dice, le dice:

    ¡Semejante orquestación
    tan mal aprovechada!

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